Sin novedad en el Alcázar: el Gran Wyoming insiste en mostrar su desprecio a la Iglesia a través de ‘El Intermedio’

Sin novedad en el Alcázar: el Gran Wyoming insiste en mostrar su desprecio a la Iglesia a través de ‘El Intermedio’

El programa “El Intermedio”, presentado por el Gran Wyoming (en la imagen) y emitido por La Sexta ha logrado una cuota de pantalla del 16,1% y un total de 3.232.000 espectadores, según el ranking del semanario “Teleprograma” del 10 al 16 de noviembre.

Programa que selecciona los acontecimientos más destacados del día y los comenta con un toque de humor partidista y desenfadado. Una crítica salvaje a los políticos corruptos del PP. A Pablo Iglesias, de Podemos, se le conceden entrevistas y un protagonismo tal que, si llegara al poder, La Sexta sería la primera cadena televisiva que expropiaría.

El Gran Wyoming presume de su inclinación sexual. Tiene un modo de decir desagradable, rabioso y un humor lleno de amargura.

A medio camino entre el magazine, el humor y la información, el programa hace una selección de acontecimientos del día, aderezados con crítica y sarcasmo. El toque peculiar de las informaciones es que añaden cómo han contado esos “hechos” los demás medios de comunicación. Esta perspectiva permite mostrar, con ironía, las interrelaciones entre los diversos grupos mediáticos, así como sus luchas internas y externas. El programa, además, intenta referir otros temas más selectivos y no tan presentes en la agenda mediática.

Presentado por el Gran Wyoming, el espacio también cuenta con varios colaboradores. No obstante, el verdadero conductor, ideólogo y voz cantante es el propio Wyoming, que impregna la media hora de programa de
sus bromas, su particular punto de vista, sus amores y sus odios; en definitiva, de su personalidad. Es verdad que ha mejorado respecto a su último intento fallido en televisión, “La azotea” (TVE1), no obstante “El intermedio” no deja de ser un espacio prescindible, con algún momento más divertido, pero donde se cae en el humor fácil de los vídeos con voz superpuesta o de las entrevistas complacientes a otros profesionales de la cadena a modo de autopromoción. Con buen ritmo, sin grandes expectativas. Un programa vulgar y chabacano que, con frecuencia, es blasfemo.

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