Historia del Paraguay: Brillante Libro de Mery Lopez Moreira

Historia del Paraguay: Brillante Libro de Mery Lopez Moreira

Durante los últimos meses he tenido el gran honor de poder conocer más la sociedad y cultura del Paraguay, gracias a esta obra que ocupa un lugar importante en la trasmisión de la historia de este país en el corazón del Sud América.

En su introducción la escritora hace un resumen sobre la base de investigación histórica, el concepto de historia como un proceso dinámico que participa en la transformación de una nación y estudia los eventos políticos culturales y sociales de los seres humanos. En su obra, la vida de las comunidades indígenas en el Paraguay ocupa un lugar importante y claramente este tema será tratado en los siguientes párrafos.

López Moreira sigue en su obra explicando la época Precolombina en Paraguay. Dando una clara descripción a los pueblos aborígenes que se ubicaban en los ríos, Salado, Bermejo, Pilcomayo y en las márgenes del Rio Paraguay.

Sobre la población indígena, López Moreira afirma que “Los habitantes del Gran Chaco, llamados también pámpidos, eran todos cazadores – recolectores – pescadores agrupados en numerosas etnias y divididos en seis familias lingüísticas, aunque similares en muchos aspectos porque pertenecían al período paleolítico; sus diferencias se hallaban marcadas esencialmente por sus características culturales y su lengua. Este cuadro nos ayudará a comprender mejor esta división, en las que figuran las familias lingüísticas y la mayoría de las etnias más importantes”.

mary monte de lopez moreira historia del paraguay abc portalguaraniEn el siguiente capítulo, sobre la organización política de los tribus en el Chaco, López Moreira pone en perspectiva los estilos de vida en cada grupo indígena. Según la escritora “algunas parcialidades se organizaban en clanes y el número variaba según el grupo, por ejemplo entre los Chamacoco eran el del “oso hormiguero”, el del “pato real”, el del “loro” el del “jaguar”, el del “avestruz”, el del “mono” y el del “carancho”. Estas bandas tenían sus límites definidos de cazadores o pesqueros, indicados generalmente por los ríos y riachos. La trasgresión de estos límites significaba una acción bélica. El jefe de estas bandas era esencialmente el hombre más hábil en la caza y el de más “coraje”. Si perdía estas cualidades, perdía también la jefatura. Gozaban de mayor prestigio y su cargo pasaba por herencia al hijo mayor”.

Un elemento interesante en la organización de los pueblos del Chaco fue principalmente relacionado con la “sociedad patrilineal, aunque los niños y niñas pertenecían a la familia de la madre. Este principio matrilineal se expresaba más vigorosamente entre los Chorótis, cuyas mujeres, tal vez por encontrarse en minoría, ocupaban una posición muy independiente y respetada”.

Para la historiadora López Moreira “una característica social muy sugestiva de estos pueblos fue también la limitación de la natalidad, mediante uniones matrimoniales tardías y frecuentes abortos e infanticidios. Los Mbajá generalmente contaban solamente con uno o dos hijos, los Chane trataban de mantener la serie de hijos en un turno de 2 varones y una niña y entre los Payaguá era proporcional el número de hijos de una niña y un varón por familia”.

La economía de los grupos indígenas se caracteriza simplemente en caza y pesca, en particular los grupos que estaban en las cercanías de los ríos. Recolectaban alimentos vegetales y materias primas de los numerosos árboles y arbustos, “comían la médula del caranday – el palmito – las frutas de la liana – acacia – y preparaban una bebida embriagante del algarrobo y de la fibra de la hoja del caraguatá, hacían cuerdas para trabajos de tejido que en esta región reemplazaban la cestería. “En algunas regiones del noroeste los indios chaqueños cultivaban mandioca y porotos, plantas que han sido importadas de la región de los Incas. La miel colectada asiduamente en toda la región proporcionaba un alimento eficaz para todos los habitantes del Chaco.”

La mayoría de las tribus del Chaco no conocen las embarcaciones a excepción de unas pelotas fabricadas con fibras que les servía para pasar de una costa a otra. Sin embargo las tribus habitantes de la región del río Paraguay conocieron unas embarcaciones grandes hechas de troncos en donde entraban hasta dieciséis personas. Para el transporte de cargas o niños empleaban cintas o redes.

Las prácticas religiosas y la existencia de un ser supremo no se conocían en los pueblos del Chaco. Según la autora del libro “la práctica religiosa se ocupaba casi exclusivamente de los demonios, a los que se atribuyen todos los fenómenos naturales, enfermedades y muerte. Algunos tenían figuras de niños alados o de ancianos y vivían en las plantas, piedras o animales. Con excepción de la luna, los demás astros despertaban poco interés a pesar de las muchas ideas míticas que se relacionaban con ellos, como por ejemplo entre los Lengua era muy conocida ‘La historia de la vía láctea como sendero de los espíritus’”.

Las sonajas de calabaza y los tambores de ollas llenas de agua, cuyos sonidos espantaban a los espíritus fueron indefectibles para todas las ceremonias mágicas o religiosas de los indios del Chaco. Por ese motivo se oían estos instrumentos de día o de noche durante la temporada de grandes pescas y de la madurez del algarrobo. La mayoría de estas tribus tenían como costumbre en matar a niñas, niños, ancianas y ancianos enfermos por el temor que se convirtieran en espectros maléficos.

paraguay1guaraniDurante la conquista y colonia hispana en el Paraguay, los indígenas del Chaco sufrieron una baja demográfica muy notable. A fines del siglo XVIII se estimaba una población payaguá de unas 1000 personas y hacia mediados del siglo XIX, se redujeron sólo a unas 200 personas. Los payaguá fueron extinguiéndose lentamente. En 1940 sólo había 4 mujeres payaguá en el barrio Chacarita en Asunción.

Durante el siglo XVII los grupos Chané llegaron a su máximo auge en demografía. Un siglo más tarde se estimaba una población de 6.000 individuos. Los Kinikinao constituían la parcialidad más débil, a fines del siglo XVIII contaban con 600 personas. En 1817 toda la familia Chané tenía tan sólo 226 adultos, hombres y mujeres.

Los Totobiegosodes forman parte de la etnia Ayoreo de la familia lingüística Zamuco. Son pobladores de la zona de los Pecarí (chanchos silvestres) en el Chaco paraguayo. Son indios monteses que no han tenido contacto con los blancos y se resisten a ello manteniendo su reducto y sus tradiciones. Viven de la caza, recolección de frutas silvestres y tienen sus sembradíos. Según Lopez Moreira “por error los llamaban indios moros”. Esta parcialidad, en el presente está siendo amenazada constantemente por las armas de fuego de los vecinos y propietarios de la tierra.

En el idioma de ellos, Ayoreo es hombre y Ayore mujer. Ayoreo significa persona. Son los grupos chaqueños que más se han resistido a entrar en contacto con los blancos. Se hallan ubicados cerca de Cerro León, donde tienen asentadas unas 10 a 12 comunidades y esparcidas hacia el oriente Boliviano. Los Ayoreo son un pueblo que se identifica dentro de una cultura. Tienen sus ancestros comunes, historia común, tradición propia, creencia propia, música propia, rito propio y lengua propia, componentes que integran la cultura.

En conclusión, la historiadora les dedica un espacio amplio a los guaraníes; describiendo la organización política, familia lingüística, organización social y otras costumbres que formaban parte en la vida de los guaraníes.

“La familia lingüística Tupí – guaraní durante el siglo XV era una de las más importantes tribus que habitaba la región meridional de América del Sur. Sus dominios se extendían desde el sur del Río Amazonas hasta las islas del Río de la Plata y desde el Río Paraguay hasta las costas del Océano Atlántico. Estos territorios que albergaban a diversas etnias pertenecientes a la misma familia Guaraní se denominaban ‘Guaras’.” [1]

Organización política

Cada 50 a 60 familias se hallaban agrupadas en grandes chozas comunales, construidas de troncos, ramas y techos de paja. Estas recibían el nombre de tapyi. Tres a cuatro tapyi formaban un tava, la que se hallaba protegida exteriormente por empalizas. El conjunto de varias lavas formaba una nación o pueblo. Cada tava era comandada por un jefe o cacique llamado mburuvicha el cual era electo por un consejo de ancianos que tenía la facultad de resolver los casos de peligro que atentaban contra la comunidad, sus decisiones debían ser considerados por el cacique, pero el verdadero poder se radicaba en el shaman. En caso de guerra, los ancianos de la tribu elegían a un guerrero más distinguido, para conducirlos.

Es interesante señalar que todos los pueblos aborígenes del Chaco y de los guaraní tenían un shaman. Este era una especie de sacerdote o hechicero que suponía tener poderes sobrenaturales para sanar enfermos, adivinar e invocar a los espíritus. Era el intermediario entre las divinidades y el pueblo. Entre los guaraní estos shamanes se llamaron payé. Al jefe guaraní lo sucedía su hijo mayor, a menos que hubiera otro más fuerte en la familia. En algunas pocas ocasiones también, estos jefes fueron sucedidos por sus hijas mujeres.

Las tavas que albergaban a las familias, eran completamente independientes unas de otras y sólo se unían para hacer la guerra a un enemigo común, es más, los indígenas tenían completa libertad para abandonar su tava y unirse a otra, siendo quizá ésta una de las razones por la que los guaraní no hayan llegado a estructurar una organización política más fuerte. [2]

Organización social

La sociedad guaraní era patrilineal, nucleados en familias en donde el padre era la máxima autoridad. El parentesco se transmitía solo en línea paterna razón por la cual los varones no podían contraer matrimonio con las hijas de sus hermanos pero sí con las de sus hermanas.

Los matrimonios eran concertados por los padres cuando los hijos eran pequeños pero para que puedan celebrarse era obligatorio, para el varón, haber participado en una guerra y para la mujer llegar a la pubertad momento en el cual era rapada y tatuada en el vientre y los pechos, una vez crecido el pelo y cicatrizada las heridas eran entregadas al esposo.

Si bien por lo regular, eran monógamos, pero cuando los medios de subsistencia lo permitían los varones podían tener varias esposas, especialmente los caciques recurrían a esta práctica debido a que con frecuencia las otras tribus les obsequiaban mujeres con quienes se unían en matrimonio sellándose así una alianza basada en el parentesco. [3]

Fuentes:

1. http://www.portalguarani.com/672_mary_monte_de_lopez_moreira/16504_historia_del_paraguay__por_mary_monte_de_lopez_moreira.html

2. http://www.portalguarani.com/672_mary_monte_de_lopez_moreira.html

3. http://www.portalguarani.com/672_mary_monte_de_lopez_moreira/16504_historia_del_paraguay__por_mary_monte_de_lopez_moreira.html

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