Aunque Felipe González y otros miembros destacados del partido socialista indican que lo mejor es la abstención para facilitar la investidura de Rajoy, Sánchez y su equipo mantienen un no rotundo. Incluso dirigentes históricos como Corcuera insisten en que se debe impulsar la formación de un gobierno, aunque sea del Partido Popular. Puesto que, por los resultados electorales, al partido socialista le corresponde ser oposición. La crisis política ya se percibe en el ambiente, porque existe el riesgo creciente de ir a otra repetición de comicios. Y para enrarecer más el clima ahora se sabe que están desarrollándose conversaciones secretas entre Sánchez e independentistas catalanes, y también con los nacionalistas vascos.
Pedro Sánchez no ha perdido el deseo de ser presidente del Gobierno y por eso se niega en redondo a que el partido socialista se abstenga en las votaciones de investidura. Está albergando esperanzas de llegar a conseguirlo con el apoyo de los nacionalistas y con la colaboración de Unidos Podemos. Aunque pueda parecer muy difícil o casi imposible.
No me parece acertada la estrategia negociadora de Sánchez, porque el secretismos de la misma, ya ha quedado al descubierto. El efecto sorpresa ha desparecido y no hubiera pasado nada, si las negociaciones del equipo de Sánchez, hubiesen sido desde el primer momento conocidas en sus rasgos generales por la opinión pública.
De todos modos, se evidencia que la lucha por el poder se está produciendo. Y la alternativa de gobierno que quiere encabezar Pedro Sánchez, si fracasa Rajoy, es una opción que evitaría la celebración de terceras elecciones, si tuviera éxito.Y esto debe ser considerado y valorado por todas las formaciones políticas.
Otra cuestión más discutible es, si el entendimiento con catalanes y vascos serviría para formar un nuevo gobierno estable, con la participación de Podemos, y para desactivar el proceso de desconexión de Cataluña. Lo pongo muy en duda, pero aunque es un planteamiento arriesgado puede ser defendido por Sánchez desde su perspectiva política. No creo que sea la solución a lo que ocurre en el territorio catalán. Aunque es una vía complementaria y paralela que podría ser explorada y que no impide la aplicación de las leyes para evitar la secesión.
La tenacidad y resistencia de Rajoy y Sánchez son sobresalientes. Existe un duelo político en toda regla.Y el que aguante más lleva las de ganar. Veremos lo que nos depara la negociación y la actividad política de las próximas semanas. Supongo que los redactores de la Constitución no imaginaron que se podría producir un bloqueo político de estas dimensiones.
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