En el libro de Aristóteles El hombre de genio y la melancolía el Estagirita elabora una serie de reflexiones directamente relacionadas con el nexo entre la fisiología y el estado del pensamiento. La interacción entre cuerpo y mente está presente en las explicaciones del preceptor de Alejandro Magno.
Se discute la autoría de este problema XXX del Corpus aristotelicum. Según Diógenes Laercio el autor es Aristóteles. Según otros investigadores podría ser obra de su gran discípulo y amigo Teofrasto especialmente en la parte inicial. En todo caso, el texto expresa los planteamientos de la filosofía aristotélica que eran compartidos por los seguidores de la escuela del Liceo. Lo explicado en el opúsculo adopta la forma pedagógica de preguntas y respuestas. De este modo, se clarifican de mejor manera determinadas cuestiones relacionadas con la capacidad de crear.
La teoría de los humores sirve para Aristóteles de base para extenderse acerca de la melancolía y el hombre de genio o de talento. Jackie Pigeaud escribe que «En el fondo, el melancólico es, él sólo, una multiplicidad de caracteres». A lo largo del escrito se analiza la melancolía, los humores, temperamentos y la creación y los efectos del vino en la mente de las personas y en sus formas de comportarse.
Superar grandes obstáculos y sobresalir en diversas artes o ciencias está reservado a personas que han sido melancólicas. Por supuesto, Aristóteles busca el término medio en las conductas y el equilibrio y la mesura y bienestar o eudaimonía está presente en su planteamiento ético general en su producción filosófica.
A juicio del gran filósofo griego la creatividad va unida a la melancolía y a una cierta extravagancia que se parece a la locura, pero que no lo es. Algo también afirmado por su maestro y amigo Platón. Según Aristóteles los hombres de genio suelen dejarse llevar fuera de sí mismos. El furor de la imaginación es la palanca creativa por excelencia y Demócrito pone el énfasis en la fuerza de la furia creadora.
La imaginación y la pasión junto con la tenacidad, el esfuerzo y la perseverancia son las fuerzas personales que impulsan a los genios a lo largo de la historia. De esto no puede haber la más mínima duda.
Como dice Jackie Pigeaud «El problema estriba en distinguir el sabio del loco; pues ocurre que ambos tienen el mismo comportamiento». Ciertamente, la distinción es fácil de realizar. Consiste en apreciar exactamente la capacidad de razonamiento y argumentación de cada persona. De este modo, ya se sabe su capacidad de juicio y su capacidad de entender que pueden ser magníficas.
Las posibilidades de acción de los hombres son ilimitadas. Coraje, talento, eficacia, valor y otras muchas actitudes vitales son posibles y no son deseables el miedo, el temor, y la cobardía. Para Aristóteles el ethos o el carácter o la conducta debe buscar la excelencia de uno mismo o, lo que viene a ser lo mismo, la constancia en ser lo que el sujeto quiere ser. En cuanto a la creatividad es cierto, como también piensa el creador del Liceo, que mueve a ser diferente a sacar de sí mismo aspectos nuevos o a construir, desde sí, mundos diversos en la escritura, la ciencia o las artes. La mímesis o la imitación también forma parte de los procesos creativos. Y la invención absoluta no existe, porque siempre se tiene en cuenta lo pasado en todos los sentidos, especialmente, como influencia o como orientación.
Destaca el sabio macedonio la gran significación de la resistencia en la vida humana y también la prudencia y la inteligencia. Se puede medir la resiliencia en relación con el miedo o el temor. La fortaleza también es muy bien valorada por Aristóteles en todos los sentidos imaginables.
La extravagancia en sí no es negativa. Sócrates tenía un comportamiento que solía ser extravagante y es uno de los mejores filósofos de la historia argumentado de manera maravillosa y admirable.
Es cierto que el término genio tiene varias acepciones en español. Puede ser entendido también como fuerza de ánimo o carácter. Pero el significado más utilizado es el que afirma una capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables. Esta definición da materia para muchos comentarios. Porque crear es combinar y de esto ya son deducibles muchas consideraciones. Lo fundamental es crear de la nada algo que no existía previamente. De hecho, la acumulación de creaciones da lugar a la obra propia.
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