Es necesario tener en consideración que para llegar a un consenso se requiere escuchar a la otra parte, aquí la importancia de la escucha como elemento más importante de la comunicación y por tanto, de la conversación. Esto no es algo que tenga ciencia, es más bien una cuestión de sentido común, implica oír lo que está diciendo la otra persona e interpretar lo que dice. Sin embargo, también es importante interpretar su lenguaje corporal y lo que no dice, pues muchas veces el primero dice mucho más sobre las intenciones de la otra persona que sus propias palabras. Necesitamos tener presente que el silencio también habla, comunica mucho.
Asimismo, estoy convencido de que para generar consensos es necesario emplear la escucha empática, para ponerse en el lugar de la otra parte y comprender sus motivos, e incluso ofrecerle lo que quiere o algo cercano a eso. Aquí entra lo que en todo proceso de negociación es conocido como las concesiones, lo que estamos dispuestos a ceder para lograr nuestros objetivos. A veces estamos tan enfocados en lograr una situación de ganar-ganar que nos olvidamos que a veces debemos perder para ganar, es decir, ceder lo que nos sobra para ganar lo que no tenemos y queremos. Las concesiones no son sinónimo de debilidad, más bien logran la viabilidad del diálogo. Esta es la fórmula para resolver crisis políticas pero el pecado capital que cometemos es que vamos al proceso del dialogo con un millón de suposiciones que nos hacen hacer o dejar de hacer cosas basándonos en lo que pensamos que el otro piensa. La conversación es la arena dialéctica donde se resuelven los conflictos y hablando la gente se entiende, no perdamos la oportunidad de un cara a cara por suponer que la otra parte esta predispuesta.
Por ejemplo, la carrera armamentista se puede analizar con la teoría de juegos, con el llamado tit for tat (retaliación equivalente), en el que cada actor repite la acción que hizo el anterior, es decir, en caso de que Estados Unidos amenace a Corea del Norte con hacer uso de la fuerza si continúa realizando pruebas de misiles. A lo que Corea del Norte podría responder, “si Estados Unidos ataca mi territorio, responderemos con otro ataque”, y así sucesivamente se desarrolla este juego de consecuencias equivalentes. Un ejemplo reciente, Estados Unidos expulsa 60 diplomáticos rusos, Rusia responde con la expulsión de igual número de diplomáticos. Sin embargo, llega un momento que el juego entra en fase de degaste y como sucede en el juego de la gallina, gana el que se haya mantenido firme hasta el final.
Este juego debe pasar de un tit for tata un adjusted tit for taten el que alguno de los dos jugadores modifique su estrategia y decida jugar de otra manera, es decir, “perdonar” al otro, de forma que se pueda llegar a una negociación o acuerdo.
Por último, las herramientas conversacionales con las que contamos hoy, así como el conocimiento relacionado a la manera de comunicar (comunicación gubernamental) y a la creación de conversaciones efectivas y de calidad, nos compromete a los consultores y especialistas en comunicación política a crear la mejor versión de nosotros mismos como profesionales de esta materia y por demás, transferir este resultado a nuestros clientes en el futuro.
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