El libro Qué es el hombre de Ashley Montagu es una obra que muestra la profundidad y amplitud de las reflexiones antropológicas o filosóficas de este pensador británico- estadounidense. Analiza de modo muy preciso lo que está sucediendo en la época actual desde una perspectiva también social y psicológica.
Montagu nació en Londres en 1905 y falleció a los 94 años en 1999 en Estados Unidos. En 1995 obtuvo el galardón de Humanista del año. Aunque el libro citado es de 1950 sus planteamientos y consideraciones siguen siendo muy útiles hoy en día, porque trata temas que siguen ocupando las mentes de las personas también en este siglo XXI.
Montagu da una extraordinaria importancia o significación a la naturaleza social de los seres humanos. Así lo expresa en numerosos pasajes de su libro y, en general, en toda su producción escrita. Dice que «Si no se le presta atención, el adulto socialmente dependiente cae en una apatía que puede ocasionar la muerte». El deseo de seguridad está activo y presente en la conciencia de todos los individuos y es algo natural y entendible.
Es indiscutible que los niños no nacen con un yo formado, ya que las relaciones sociales son las que orientan la formación de la persona. Insiste Montagu en la necesidad de la solidaridad y la buena interacción con los demás desde el respeto.
En lo relativo a la violencia y la agresividad indica que es lo que dificulta el avance de la sociedad y el pleno y satisfactorio desarrollo de los sujetos en libertad. Montagu escribe que «Por “espiritual” no entiendo “religioso” en ningún sentido formal, sino, simplemente, un progreso en bondad”. La realidad es que muchas personas tienen demasiados valores erróneos y él mismo lo pone de manifiesto o de relieve en su libro de modo muy claro.
De todos modos, considera que la educación o la enseñanza es esencial de cara a la construcción de una sociedad cada vez mejor. Dice que «El maestro es el más importante de todos los servidores públicos de la comunidad». Montagu no tiene ninguna duda de que el desorden, la tensión, la hostilidad y la ansiedad que se observan en la sociedad son el resultado de las frustraciones causadas por el materialismo dominante en el mundo occidental.
Aspira a una sociedad del afecto y no de la agresividad, de la violencia y del egoísmo feroz. La lucha competitiva por la existencia no debe abarcar todos los aspectos de la vida humana. Se entiende que diga «En estas condiciones, los hombres en todas partes, tienden a ser desagradables, brutales y crueles».
Por tanto, Montagu reitera el incalculable valor de la vida de cada persona frente a los intentos de dominación. La libertad es uno de los valores éticos fundamentales, porque a partir de ella los demás valores adquieren fuerza y poder. La socialización debe ser la puesta en práctica de la bondad, la responsabilidad, la solidaridad y otros valores que mejoran la vida de los hombres y mujeres en su existencia.
En consecuencia, se podría hablar de un existencialismo humanista en Montagu directamente relacionado con su énfasis en la sociabilidad entre los individuos. Es la mejor manera de avanzar hacia una sociedad justa e igualitaria. También es necesario pensar en el legado del cristianismo en relación con la ética y los Derechos Humanos.
En definitiva, de lo que se trata es de poner los medios materiales para que todos los seres humanos puedan desarrollarse al máximo y alcanzar la plenitud en todos los sentidos. En una sociedad violenta o agresiva esto es difícilmente lograble.
En cambio, en un ambiente social armónico y agradable todo es más fácil y se potencia mucho más la felicidad individual. Lo que no significa que no deba haber luchas y tensiones, pero controladas para que no sean excesivas o desproporcionadas. Mientras los seres humanos no aprendan esto y lo apliquen a la vida cotidiana el mundo seguirá igual.
Actualmente, disponemos de una oportunidad única con la sociedad digital o telemática para llegar a nuevas formas de existencia que sean más coherentes y respetuosas. Esperemos que no sea desaprovechada.
Se puede ser escéptico, pero considero que una parte de la gente es consciente de que se está creando un nuevo modo de enfocar la realidad vital. La bondad, el afecto, el respeto y la solidaridad son las claves de bóveda de una nueva forma de entendernos todos en la búsqueda de la felicidad posible.
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