Desnazificación – se necesita urgente en Europa

Desnazificación – se necesita urgente en Europa

Hay una aseveración que está circulando constantemente en la Unión Europea: ‘el multiculturalismo está muerto en Europa’. ¿Muerto o amedrentado?… Eso es lo que proviene de un grupo de naciones-estados de Europa que aman romantizar – en una gran metanarrativa de universalismo dogmático – su apariencia de ser una Unión coherente, como si ellos mismos hubieran vivido una historia prolongada, cordial y creíble de multiculturalismo. De ahí que esta aseveración, y su resonante debate, sean por supuesto falsa. Y también cínica, porque es intencionadamente engañosa. No es de extrañar, por cuanto el conglomerado de naciones-estados/UE ha entregado silenciosamente uno de sus más importantes debates – aquel sobre la identidad europea antifascista, u alteridad – a los partidos extremistas. Esto fue repetidamente seguido por las selectivas y contraproducentes acciones de la política exterior de la Unión.

Los tiroteos de París, terribles y más allá de nuestra comprensión, van a recargar y recalentar estos debates. Sin embargo, estos debates están mal concebidos, basándose desde el comienzo en premisas completamente erradas y desorientadoras. ¡¡Terrorismo, terror, terrorismo!! – Pero el terror es una táctica, no una ideología. ¿Puede uno conducir y ganar una guerra basado en tácticas? – es un contrasentido. (En ese caso, lo único que se gana son presupuestos más grandes para el aparato de la seguridad interior, a expensas de nuestras libertades, como tantas otras veces en el pasado). Los asesinos en la Revista Satírica Parisina (y la subsiguiente crisis con los rehenes) son Islamofascistas. El hecho de que estos individuos son supuestamente de origen árabe-musulmán o aparentemente clericales, no los hace menos fascistas, menos europeos, ni absuelve a Europa de su responsabilidad central en este caso. La manera en que definamos ese desafío, nos contestará si nosotros vivimos en una democracia real o estamos enceguecidos por una meramente formal.

El fascismo y su malvado hermano mellizo, el nazismo, son ideologías 100% europeas. El neo-nazismo también se origina de Europa y luego florece desenfrenado, primordialmente en Europa. Algunos dirían en el día de hoy; una über-economía en el centro del continente, rodeada desde todas partes por el neo-fascismo en recuperación. (¿Cómo explicar de otra manera por qué la consigna pos-Segunda Guerra Mundial de vengan-y-ayuden-a-recuperar-nuestra-economía, el Gastarbeiter willkommen se convirtió en el alarido de Auslander Raus, en materia de solo dos décadas? Repentinamente, nuestros purificadores nacionales gritan por todas partes ‘nosotros necesitamos la des-gitanización’ de nuestras sociedades, como si históricamente ello no finalizara siempre de una sola y única posible manera – la auto-barbarización. A estas alturas deberíamos saber como termina el desvío del creciente descontento socio-económico y el desencanto generacional a través de la ingeniería étnica, ¿no es cierto?)

El Viejo Continente trató de amortizar su cada vez más profunda contracción económica y demográfica por medio de una constante interferencia en sus periferias, especialmente entrometiéndose en los Balcanes, el Mar Negro/Cáucaso y el MENA (Medio Oriente–Norte de África). ¿Que tenemos ahora como epílogo? Una severa recesión democrática. ¿A quien acusar por esta retirada civilizacional, estructural y duradera, que sufre Europa? ¿Es acertado o solamente conveniente acusar a un grupo de idiotas útiles por volver a casa con un comportamiento combativo, equipados con armas europeas y con la ira de cosecha propia de los abusados?

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Mi voz fue tan solo una de las muchas que incluyeron a notables como Umberto Eco, Bono Vox y Kishore Mahbubani – promoved la moderación y el diálogo, alentad las fuerzas de la tolerancia, la sabiduría y el entendimiento, dejad de apoyar y promover el etno-fascismo en la ex Yugoslavia y en Ucrania. Estos consejos fueron y aún siguen siendo ridiculizados y silenciados o, en el mejor de los casos, ignorados. Por el contrario, lo que la UE ha constantemente alimentado y acariciado con sus consejos, botas y ayuda humanitaria, comenzando en Bosnia hace 25 años, el Medio Oriente, hasta la Ucrania de hoy en día, fue no tanto una estrategia de participación constructiva y compromiso duradero, sino más bien una reescritura de la historia, el culto de la muerte, la destrucción, la división, la exclusión y el fascismo.[1]

(Algunos de los más notorios regímenes de este planeta son ampliamente publicitados y glorificados a través de toda la UE – incluyendo los más grandes eventos deportivos y los deportes más populares. No importa que una de esas teocracias hereditarias considere como un delito grave – ejerciendo brutalmente la coerción como los hicieron los Nazis europeos en la década del 30 – si la religión estatal, prescripta por la ley, no es obedecida como la única existente). Por otra parte, el templo europeo del multiculturalismo – Sarajevo, fue bárbaramente asediado y bombardeado durante 1.000 días – apenas a una hora de vuelo desde Bruselas. Aún así, 20 años después de caer víctima de un impensable genocidio, Bosnia sigue siendo el único estado miembro de la ONU que no ejercita su soberanía. Está ocupado administrativamente por una burocracia internacional opaca y retrógrada – compuesta predominantemente por apparatchiks europeos con sueldos excesivos, que han institucionalizado la segregación en este país, que primero fuera victimizado y luego criminalizado.

Cunas iluminadoras del multiculturalismo – algunas de las más brillantes verticales de toda la civilización humana, tales como Jerusalén, Bagdad y Damasco todavía sufren los insoportables horrores de la destrucción externamente inducida, bastante ahistórica, del odio y las perpetuas purgas. Con tal deprimente registro de ‘exportaciones’, las pretensiones universales del sistema político europeo, e incluso su perspectiva histórica, ya no se sostienen.

Europa aún desafía lo obvio. No hay paz duradera en casa, si el vecindario sigue estando inquieto. Pregunten a los estadounidenses que viven en la frontera mexicana, o a los turcos cerca de Siria. La horripilante masacre de París (y los tiroteos relacionados que no se esfumaron aún días después del asalto inicial) es solamente un doloroso recuerdo de cuanto ya se ha aislado la UE a sí misma. Por un tiempo irrazonablemente largo, Europa ha promovido de todo en el Medio Oriente y África, menos la estabilidad y la prosperidad de su propio modelo socio-económico pos-Segunda Guerra Mundial. No es de extrañar que hoy, en vez de tener un vecindario floreciente, la UE esté rodeada por un anillo de inestabilidad político-militar y de desesperanza socio-económica – desde Ucrania, los Balcanes y hasta MENA, y un sinfín de refugiados le llueven desde allí. (¿Cuantas veces más la historia se repetirá a sí misma? – El chovinismo colonial económico, que se ha estirado demasiado ayer en el exterior – hoy en casa significa un exceso moral).

Como dice el refrán, donde no hay una oportunidad, dadme al menos una esperanza renga. Es con esto que Europa ayudó intensamente en el Medio Oriente. Exactamente el mismo tipo de Islam que Europa apoyó en el Medio Oriente ayer, es la versión de Islam (o mejor dicho, el fascismo), que nosotros estamos teniendo hoy en la Europa Cristiana, así como también en los vecindarios cristianos del Iraq, Siria y el Líbano.

De esta manera, en respuesta a las crisis de los Balcanes, MENA y Ucrania, la UE repetidas veces fracasó en mantener una agenda amplia, con una sola voz distintiva, consolidada, y una base participativa con su vecindario estratégico. La UE erró en todo – a pesar de tener instituciones, el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial, el interés y la credibilidad para prevenir errores – como lo hiciera equivocadamente antes en casa; al entregar en forma silenciosa una de sus cuestiones más importantes, la de la identidad europea, el anti-fascismo y la alteridad a la anti-política escapista (políticos en retirada) disfrazados en los partidos extremistas de Europa Occidental. (Ello lleva a las así llamadas democracias occidentales al punto muerto de los perpetuos ciclos de frustración de los votantes: elegir y lamentar, votar en contra y lamentar, re-elegir y lamentar de nuevo … El sendero de la continua trivialización de nuestros contenidos socio-políticos o la formalización de una democracia sustantiva).

Eventualmente, el ‘último de los cosmopolitas mundiales’ – como la UE frecuentemente se auto-retrata – comprometió sus propias perspectivas y desacreditó su propio principio de poder transformativo. Europa, laureada con el Premio Nobel de la Paz 2012, hizo esto al socavar su propia armazón institucional: los principios de Nurnberg y el firme legado anti-fascista (la ONU y el Consejo de Europa), el Proceso de Barcelona como el segmento especializado de desde-Marruecos-a-Rusia, la Política Europea de Vecindario (UE) y la asociación Euro-Med (OSCE – Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, en español).

El único involucramiento directo del continente oscilaba entre una deslegitimización diplomática selectiva, la satanización en los medios, ataques de representantes o de falsa bandera e intervenciones militares punitivas vía la coalición, liderada por el Atlántico-Europa Central, de los deseosos (los Balcanes, el Iraq, Libia, Siria, Ucrania).  La nostalgia confrontativa prevaleció de nuevo sobre las dos cosas que son esenciales para cualquier futuro viable: el diálogo (instrumentos) y el consenso (instituciones).

Las consecuencias son bastante llamativas y vale la pena enunciarlas una vez más: la clase de Islam que la UE apoyó (y los medios desplegados para hacerlo) ayer en el Medio Oriente, es la clase de Islam (y los medios que utiliza) que Europa recibe hoy. No es ninguna sorpresa que el Islam en Turquía[2] (o en Kirguistán y en Indonesia) es amplio, liberal y tolerante, mientras que el del Atlántico-Europa Central es brutalmente despreciativo, estrecho  y vengativamente enérgico.

Nuestra tarea urgente – si nos importa en serio Europa– es la desnazificación. No un evento único, sino un proceso duradero. Empecemos ya por Bosnia, Ucrania y París.

Notas:

  1. Nadie puede ganar los conflictos duraderos en países multireligiosos y multinacionales. Por lo tanto, la severidad y la duración de las atrocidades, así como la magnitud del sufrimiento de los civiles en la ex Yugoslavia, Iraq, Libia, Siria y Ucrania no tienen sentido desde el punto de vista militar o desde ningún punto de vista lógico que uno tenga, a menos que el objetivo mismo sea otro distinto. ¿Y que pasa con el objetivo no-territorial, verbigracia nazificación? La conducta es la siguiente: (i) autoridad central desestabilizada; (ii) violencia sectaria sistemática y prolongada hasta el punto de ‘nosotros no podemos perdonar, nosotros ya no podemos vivir juntos’; (iii) división, histeria, más atomización; (iv) etno-fascismo; (v) un gobierno permanentemente disfuncional, fácilmente controlable por control remoto. 
  2. Mientras que la cacofonía de las contradicciones europeas trabaja más bien a favor de la auto-eliminación de la UE de la región, Turquía trata de reinsertarse a si misma. El así llamado neo-otomanismo del actual gobierno (de Anatolia, con una base de poder oriental-rural) vira al país directamente hacia el centro del gran regateo, tanto para Rusia, como para los EE.UU. A esta emergente constelación triangular, el presidente Erdogan y su primer ministro Davatoglu desean imponerle su propio ritmo. Pasada la ‘Primavera Árabe’, ni Rusia va a sostener efectivamente su presencia en el Medio Oriente sobre una idea anti-islámica estrictamente pan-arábiga, secular y republicana, ni los EE.UU. podrán justificar política y moralmente su toma de distancia de las monarquías absolutistas, energizadas por el retrógrado, despreciativo y opresivo wahabismo. Ankara trata de sublimar efectivamente a ambos: bastante de modernidad republicana secular y bastante de un Islam tradicional, tolerante y emancipador, y a emitirlo a lo largo del Medio Oriente como un modelo futuro atractivo. Simplemente, el Bósforo se despierta, como una prueba empírica de que el Islam y la modernidad andan juntos. De hecho, es la última nación europea que todavía tiene crecimiento, tanto demográfico, como económico. Además, la república de Ataturk es con creces el más exitoso estado musulmán del mundo. Nunca apoyó su desarrollo en el petróleo u otra exportación de materia prima, sino en un vibrante sector socio-económico y en sólidas instituciones democráticas. Esto es muy desafiante, no solo para Rusia, sino en primer lugar para el inseguro régimen de la Casa Saudita (y otras autocracias del Consejo de Cooperación del Golfo), que gobierna por directos decretos reales en un país de pasado reciente, petróleo-dependiente, de efervescente presencia e improbable futuro. No es de extrañar que en el campo de batalla ideológico, los dos bandos beligerantes estarán dominando el Medio Oriente, que está actualmente auto-cuestionándose, luchando por atravesar una nueva etapa de dificultades. El resultado afectará significativamente más allá del mundo árabe, y repercutirá a lo largo de todo el mundo sunita. Ankara está tratando de demostrar que el Islam que promueven los sauditas es en realidad una ideología wahabista tóxica y separatista/sectaria que auto-constriñe a los musulmanes, y los mantiene del lado equivocado de la historia, al entorpecer su desarrollo socio-económico y político. Lo hace así, asevera Turquía, manteniendo a los musulmanes en un permanente curso de colisión con el resto del mundo, mientras que el Islam que promueve Turquía no es una ideología armada, sino un Modus Vivendi, el cual permite el progreso y es aceptable para todos (incluyendo a los no-musulmanes), con un historial de éxitos que ya lleva siglos. 

Post scriptum:

En noviembre del 2011, reflexionando sobre los trágicos sucesos de Noruega, escribí para el Nordic Page de Oslo, lo siguiente: “Sin ninguna duda, de la misma manera en que el estilo de vida ciber-autista McFB es el mismo en cualquier ciudad europea y del Medio Oriente, ¡también lo son los políticos radicales, extremistas! ¿Han ustedes distinguido alguna diferencia clave entre la retórica del asesino serial noruego Breivik y los ‘Islamistas’ wahabistas de Al Qaeda? ‘Así como los guerreros yihadistas son el ciruelo de Ummah, nosotros seremos el ciruelo para Europa y la Cristiandad’– muchas agencias de noticias informaron sobre estas palabras, supuestamente escritas por el yihadista cristiano Anders Behring. Los partidos europeos (de derecha) que se oponen, por ejemplo, a la inmigración musulmana no son otra cosa que la imagen reflejada de los partidos islamistas de MENA. En ambos casos, hay: (i) Forasteros socio-políticos (sin demasiada coherencia, integridad y autonomía) que están denunciando a los partidos principales, del status quo, como ‘la clase dirigente corrupta’; (ii) Se explotan ampliamente las fallas económicas internas (verbigracia desempleo, inequidades sociales, etc.), pero ellos mismos no hacen nada esencial para revertir la tendencia; (iii) Se hacen llamamientos étnicos y religiosos (predicando el retorno a la tradición), atacando las influencias extranjeras en sus sociedades y ‘purificando culturalmente’ a la población de otras maneras; (iv) Generalmente les va mejor en las elecciones locales, más que en las nacionales (los ‘derechistas’ ganan en las elecciones nacionales solo cuando no existe otra alternativa efectiva para desafiar al gobernante partido o coalición); (v) Hay más movimientos populistas con carga emotiva, que partidos políticos serios con un sólido programa socio-económico y socio-político (por definición, estos partidos tienen muy bajas calificaciones en lo que a gobernar se refiere)”.

¿Cuántos más tienen que morir antes de que nosotros aceptemos y reconozcamos lo inevitable – el proceso de Desnazificación es urgentemente necesario en Europa?

Primera publicación en Modern Diplomacy

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