Por Siarhei Bohdan
La semana pasada, el portal de noticias económicas afn.by publicó un artículo con el provocativo título de “Lukashenko: La situación con Crimea permite a Bielorrusia recobrar sus armas nucleares”.
Esto, por supuesto, era una exageración – la declaración original lamentaba la inefectividad del Memorando de Budapest y de sus garantías de seguridad para las naciones que renunciaron a sus armas nucleares. Las conversaciones sobre la re-nuclearización de Bielorrusia no son puramente teóricas.
Pareciera que Minsk todavía posee cierta cantidad de uranio enriquecido. Es factible que Rusia pueda convencer a su aliado bielorruso que vuelva a desplegar armas nucleares dentro de sus fronteras. ¿Puede Bielorrusia convertirse de facto en una nación nuclear, permitiendo que se establezca en su territorio una base militar rusa?
¿Fue alguna vez Bielorrusia un Estado nuclear?
Naviny.by, un sitio de la agencia de noticias Belapan, se equivocó cuando exageró que “Bielorrusia siguió siendo miembro del club simbólico de estados nucleares sólo por cinco años: desde la división de la Unión Soviética en diciembre de 1991 hasta el 27 de noviembre de 1996, cuando el último tren con armas nucleares partió de sus tierras”.
Indudablemente, el ejército soviético desplegó en Bielorrusia armas nucleares tácticas y estratégicas. Sin embargo, después de la independencia, el gobierno bielorruso tomó el control de ellas, pero adhirió al principio de desnuclearización, que fue proclamado en 1990. Bielorrusia ya había sufrido seriamente las secuelas de la catástrofe nuclear de Chenobyl y quería deshacerse de todo lo que fuera nuclear.
Es más, Minsk – a pesar de su derecho a todas las facetas de la herencia soviética, incluyendo su arsenal nuclear – nunca tuvo alguna chance real de poner sus manos sobre un arma nuclear. Tanto las potencias occidentales, como Rusia se opusieron resueltamente a la fragmentación del arsenal nuclear soviético.
Como explicó en su entrevista para el portal de noticias lituano Delfi.lt el ex diplomático bielorruso Andrei Sannikov, quien a principios de la década del 90 participó en negociaciones sobre el tema, “los EEUU no aceptaron ninguna otra opción, y estaban dispuestos a tomar – junto con Rusia – severas medidas si continuaba el chantaje nuclear (por parte de los estados recientemente independizados)”.
Solo Ucrania hizo irresolutos intentos de quedarse con las armas nucleares para ella, pero finalmente se sumó a Bielorrusia y Kazajstán, quienes solemnemente entregaron las armas nucleares que, en realidad, ellos nunca poseyeron en forma efectiva.
Dudas sobre la desnuclearización
Inicialmente, nadie cuestionó la desnuclearización de Bielorrusia. La misma oposición se jactó de incluir el principio de desnuclearización en la Declaración de Independencia de la joven nación. En 1996, el presidente Lukashenko propuso establecer una zona libre de armas nucleares en Europa Central y Oriental.
En 1999, él confirmó que Bielorrusia no tenía intenciones de convertirse de nuevo en un poder nuclear. Este tipo de declaraciones indicaron una línea de pensamiento independiente, ya que contradecían los planes potenciales rusos de trasladar sus armas nucleares hacia el oeste de las fronteras rusas.
Sin embargo, desde la mitad de la década del 2000, el estado de ánimo en Bielorrusia ha cambiado. En el 2007, el embajador ruso Alexander Surikov sugirió la posibilidad de que armas nucleares rusas fueran desplegadas nuevamente en Bielorrusia, de cara al expansionismo de la OTAN y de los planes estadounidenses de instalar un sistema defensivo misilístico en Europa Central.
La perspectiva de que las armas nucleares rusas vuelvan a Bielorrusia preocupó profundamente a los estadounidenses. El senador estadounidense Richard Lugar dijo que si tal despliegue ocurriera, sería “contraproducente para las relaciones ruso-estadounidenses“.
En 2010, Lukashenko acusó a los “nacionalistas” y a Stanislau Shushkevich de haber entregado las armas nucleares en condiciones desfavorables. Él se lamentó: “Yo tuve que firmar ese acuerdo, yo no tenía opción: tanto Rusia como EE.UU. me presionaron – entrega las armas nucleares, tu prometiste. No deberíamos haberlo hecho, fue un (…) ítem caro, que nosotros finalmente podíamos haberlo vendido a un buen precio”.
Es más, “si tuviéramos esas armas ahora, seríamos tratados (por Occidente) de otra manera (a como lo somos)”. En enero de 2014, el político opositor Siarhei Navumchyk expresó una opinión similar, acusando a Shushkevich de haber entregado impropiamente las armas nucleares de la nación.
¿Tiene Bielorrusia materiales para una bomba?
Bielorrusia retiene alrededor de dos toneladas de uranio de la era soviética, que teóricamente le dan la capacidad de comenzar su propio programa de armas nucleares. En el 2010, Lukashenko enfatizó que Bielorrusia todavía posee uranio altamente enriquecido, cientos de kilogramos de material para armamento y también de material nuclear menos enriquecido.
El ex presidente del parlamento Shushkevich contradice esta aseveración. Hasta hoy el gobierno bielorruso insiste que los científicos usan este uranio sólo con fines médicos y de investigación.
Lukashenko dijo que tanto los EE.UU. como Rusia por espacio de años han tratado de quitarle a Bielorrusia sus existencias de uranio. Los líderes de Bielorrusia dudaron en entregarlo luego de un encuentro bilateral en el 2010, donde el ministro de Relaciones Exteriores bielorruso Siarhei Martynau y la Secretaria de Estado de los EE.UU., Hillary Clinton, rubricaron un comunicado conjunto sobre el plan de Bielorrusia de ceder sus depósitos de uranio enriquecido en el 2012.
Pero en diciembre de 2010 la elección presidencial en Bielorrusia llevó a una nueva etapa de deterioro en las relaciones con Occidente. Antes de que el gobierno suspendiera la transferencia de uranio fuera de sus fronteras, sólo el 10 por ciento de las existencias de uranio enriquecido de Bielorrusia fue embarcado a Rusia.
El director del Instituto Unido para los Estudios Energéticos y Nucleares, Vyachaslau Kuushynau dijo en agosto de 2011 que la transferencia de combustible nuclear continuaría luego de que mejoraran las relaciones con los EE.UU. Hasta ahora la situación no ha cambiado, aunque los Estados Unidos y Rusia han tenido éxito en lograr que otras naciones ex soviéticas (por ejemplo, Ucrania y Uzbekistán) transfirieran material radioactivo altamente enriquecido a Rusia.
En abril de 2013, la delegación bielorrusa a la sesión del Comité Preparatorio para la Conferencia Comprobatoria de las Partes del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, amenazó con reconsiderar el estatus nuclear del país.
Ella argumentó que al introducir sanciones contra Bielorrusia, los EE.UU. y Gran Bretaña habían violado las garantías de seguridad del Memorando de Budapest para la soberanía e independencia de Bielorrusia. Por lo tanto, Minsk también podía dejar de atenerse a los términos establecidos en el Memorando de Budapest.
Indudablemente, el tercer punto del memorando obliga explícitamente a los garantes (Rusia, EE.UU. y Gran Bretaña) a evitar la presión económica sobre Bielorrusia. La embajada de EE.UU. en Minsk explicó que el memorando no tiene fuerza legal directa y que las sanciones contra las empresas bielorrusas no representaban una presión económica, ya que tenían como finalidad detener la proliferación de armas de destrucción masiva y las violaciones de los derechos humanos.
La Opción Rusa
¿Puede Bielorrusia nuevamente convertirse de facto en un poder nuclear, permitiendo que sea establecida dentro de sus fronteras una nueva base militar rusa?
En febrero, el Partido Cívico Unido voceó sus sospechas de que aviones rusos, que han sido desplegados regularmente en Bielorrusia desde diciembre pasado, puedan tener armas nucleares. En realidad, sin embargo, los aviones de combate Su-27P sólo tiene la capacidad de ataques aire-aire, convirtiendo en absurdas las habladurías de que podrían llevar cargas nucleares.
Volver a desplegar fuerzas nucleares rusas en Bielorrusia va a llevar tiempo. Luego de la independencia, Minsk no le prestó demasiada atención a los abandonados sitios militares usados anteriormente para albergar armas nucleares. Como resultado, la sofisticada infraestructura ha colapsado hace mucho.
Como comentara a la Belorusskaya Gazeta el ex oficial de las Fuerzas Estratégicas Misilísticas, Vladimir Evseev, sin mantenimiento apropiado, un silo misilístico se deteriora pronto y hasta puede resultar más barato demolerlo y construir uno nuevo.
El actual gobierno bielorruso no ha exhibido un comportamiento riesgoso, en ningún campo; es un régimen que sobrevive. Minsk sabe que pagará caro por juguetear con algún tipo de material radioactivo. Aparecería a los ojos del mundo que ellos estaban en el negocio de construir bombas – y ni a Occidente, ni a Oriente les agrada la idea de Lukashenko con una bomba.
El régimen bielorruso también está bien consciente del hecho de que Bielorrusia se encuentra entre Rusia y la Unión Europea y la OTAN. Las armas nucleares rusas en Bielorrusia provocarán una confrontación en la región. Tal confrontación puede hacer a Bielorrusia aún más dependiente de Moscú – algo que muy pocos en le élite bielorrusa quieren.
Fuente: Belarus Digest
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