Homs representa la imagen aterradora de una destrucción absoluta. La guerra en Siria está alcanzando proporciones apocalípticas, sin que las grandes potencias la paren, interviniendo de un modo contundente. Pesan más los temores a una mayor inestabilidad en la zona, que las vidas de numerosos inocentes, o, al menos, es lo que parece. Porque a la población civil siria le queda perecer bajo las bombas, o marcharse al exilio hacia Europa.
Existen tres millones de sirios en el interior de su país, y no llega a todos la ayuda humanitaria facilitada, según ha comunicado el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Varios millones de sirios han huido de sus hogares ante el infierno de la guerra que estaban padeciendo, y han buscado las costas de Europa para encontrar una vida digna. Y ante la atrocidad de la guerra, la acogida solidaria de los refugiados sirios, debe prevalecer sobre cálculos egoístas de los dirigentes de los países europeos desarrollados.
Además, la conferencia de paz sobre Siria, por lo que se está viendo, no da los resultados previstos, ya que siguen los combates en esta zona del mundo. En Siria ha habido terribles violaciones de los Derechos Humanos, que deberían ser investigadas, para que no quedaran impunes, y para compensar, de alguna forma, a las víctimas, o a sus familias.
Que fracase el diálogo de paz sobre Siria pone de manifiesto la falta de acuerdo entre Estados Unidos y Rusia. El avispero sirio, en el que existe una auténtica guerra civil que enfrenta a Bashar al-Assad con el Estado Islámico, y también contra la oposición en guerra contra el presidente sirio, no puede ser más difícil de calmar o neutralizar, para que llegue el cese de la violencia y la muerte.
Aunque exista una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, pidiendo, de forma inmediata un alto al fuego en Siria, no se está produciendo, para hacer posible la llegada de ayuda humanitaria, a todos los sirios que la necesitan para poder sobrevivir. No en vano, ha dicho el propio Kerry: “Que la gente se vea reducida a comer hierba y animales callejeros para sobrevivir es algo que debería desgarrar las conciencias de la gente civilizada”.
Pero todo este terrible derramamiento de la sangre, o destrucción de la vida de millones de sirios no se hubiera producido, si desde el principio del conflicto hubieran intervenido las grandes potencias, para parar, de modo inmediato, las hostilidades estableciendo tropas sobre el terreno para mantener la paz en Siria. Pero no se ha hecho, y ya se ven los terribles resultados. En cambio, en la antigua Yugoslavia se consiguió parar la guerra que duró desde 1991 a 1995. En Siria el número de muertos es mucho mayor, y ya dura más tiempo también.
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