Para superar el miedo a la muerte ea necesario alimentar la esperanza. “La esperanza es el oxígeno del espíritu humano; sin ella, el espíritu muere; con ella, podemos superar los obstáculos más complejos. La esperanza nace gracias a un sentido de conexión con el futuro”.
Sin embargo los franceses han aprobado en su Asamblea Nacional una ley que permite la sedación “profunda y continua” de los pacientes en fase terminal. Esto es una forma diferente de aplicar la eutanasia que es un brutal asesinato de una persona indefensa. Es inadmisible la sedación para matar; es una eutanasia encubierta
Nada ni nadie puede aprobar asesinar a un ser humano inocente, ya sea un feto, un embrión, un bebé, un adulto, un longevo o un doliente en su irremediable desenlace final.
Asevera la Declaración sobre la eutanasia de la Asociación Médica Mundial: “La eutanasia; el acto de poner fin deliberadamente a la vida de un paciente, tanto a petición del mismo como de sus familiares, es inmoral”.
En el caso de una petición de eutanasia, “la vida y la muerte no se presentan como dos opciones igualmente abiertas por el simple hecho de que la vida no puede contemplarse como una solución al dilema. La muerte se impone al ánimo de la persona, y ésta, teniéndose por libre, se precipita hacia la única salida que tiene por delante”. “La petición de la muerte emana de una persona para la que la vida se ha vuelto insoportable, y que estima que no tiene otra opción que la de interrumpirla. Eso es exactamente lo contrario de la libertad”.
Los sanatorios están integrando las Unidades de Dolor, cuya intención fundamental es disminuir la inclemencia del sufrimiento para superar la calidad de vida del doliente, y las atenciones paliativas no radican en impedir que el enfermo agonice, sino en intentar que la muerte se desencadene sin congoja y con el menor dolor posible, evadiendo que sea una defunción traumática para el aquejado.
Por último, puedo afirmar que la eutanasia es una derrota personal de quien la teoriza, la decide y practica.
“Confirmo que la eutanasia es una grave violación de Dios en cuanto a la eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana. Semejante práctica conlleva a la malicia propia del suicidio o del homicidio”, afirmó San Juan Pablo II.
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