El triunfo de Joe Biden como Presidente de Estados Unidos derribó virtualmente el muro con su vecino más próximo, México, donde la resonancia de la victoria del demócrata inundó redes sociales, clase política, ciudadanía, pero no logró el reconocimiento del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se excusó diciendo que esperaría a que tengan más claridad las impugnaciones en torno a la histórica elección.
Sin embargo, en un país donde Donald Trump se convirtió en el enemigo número uno, debido a las constantes amenazas, insultos, denostaciones hacia los mexicanos, la derrota del republicano se tomó como un triunfo transfronterizo.
Desde la óptica de la Comunicación Política, no fue el carisma de Biden el que lo llevó al triunfo; fue una ola abrumadora de hartazgo contra el corto periodo de un Presidente que se cobijó en una ideología republicana para partir en segmentos a la Unión Americana.
Las Mujeres, los jóvenes y las minorías fueron la clave en la victoria demócrata.
El carisma del triunfo lo capitalizó Kamala Harris, quien es la primera mujer Vicepresidenta –pero como dijo- no será la última que ocupe esa posición en el gobierno norteamericano.
El discurso del triunfo, fue el previsible sobre todo es escenarios de tanta ruptura.
Biden se lanzó a permear un mensaje arropador, incluyente y de cohesión para bajar ánimos y dar la vuelta a la página, desdibujando el margen de maniobra del mismo Trump y sus simpatizantes.
A nivel mundial, los líderes políticos se lanzaron a reconocer el triunfo demócrata, incluso de parte del Presidente venezolano Nicolás Maduro quien posteó:
“Venezuela, la Patria del Libertador Simón Bolívar siempre estará dispuesta al diálogo y al entendimiento con el pueblo y el gobierno de los EE.UU”.
Si bien Biden se convierte en la figura mundial con el reflector en una agenda internacional, habrá que esperar su agenda gubernamental en temas claves como:
Reforma migratoria, Covid, Crisis Económica y Polarización Racial.
Los dos primeros anuncios del virtual presidente electo Joe Biden tocaron dos puntos clave e inmediatos:
Frenar deportaciones en los primeros 100 días de gobierno.
Y la integración de un grupo interdisciplinario formado por médicos científicos para trabajar en un nuevo plan que haga frente a la pandemia sanitaria que ha cobrado más de 237 mil muertes.
La euforia del triunfo de la dupla Biden-Harris se apaciguará para dar paso a realidades como la política exterior que se ejercerá con México, así como los cambios que se esperan en un tema de gran trascendencia como el migratorio.
En tanto, la derrota de Donald Trump deja una estela del voto de castigo que se emitió contra un personaje polémico, colérico e impositivo que polarizó a un país, donde las diferencias sociales y raciales se agudizaron provocando la ola de violencia y protestas de los últimos meses.
Estados Unidos inicia una nueva etapa. Los cambios dependerán del margen de maniobra que Biden pueda concretar en la Cámara de Representantes y en el Senado.
Hoy México, no su Presidente, celebra el triunfo demócrata, aunque deberá esperarse para conocer los verdaderos efectos y realidades del triunfo del nuevo mandatario demócrata.
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