Los problemas que tenemos en estos momentos en nuestro territorio nacional, España, son más que acuciantes, sobre todo para los trabajadores y pensionistas; porque a quien más están apremiando e incluso empobreciendo, son los trabajadores, al igual que los pensionistas, que están soportando todas las subidas de todo en general y ayudando a las generaciones que vienen detrás.
Los camioneros, la agricultura, la ganadería, que no tienen beneficios para sacar un sueldo que les permita vivir, pero es que, si estos tres apartados dejan de producir y no tienen relevo generacional, las personas de la ciudad no tienen que comer, no hay producción, porque se llevan casi todos los beneficios los intermediarios y el precio final lo pagan los compradores, que somos nosotros.
La sanidad está en riesgo extremo, porque ya hace muchos años que pretendían que se derivasen a todas las personas, hacia un seguro de salud y la sanidad privada, pero es que un trabajador, eso no se lo puede permitir, con los sueldos que cobran; pero es que a día de hoy seguimos igual o peor, porque ni sustituyen a los que se jubilan, ni contratan más personal sanitario, no tenemos especialistas, ni enfermeras, médicos de familia, así podría seguir enumerando, y no se pone remedio, porque se marchan fuera de España, donde ganan más, se les valora mucho mejor y no tienen que doblar turnos continuamente, como está ocurriendo en este, nuestro país.
No dentro de muy poco tiempo, la inflación va a llegar a los dos dígitos, los salarios y las pensiones ni se mueven, la Unión Europea quiere que se congelen las pensiones y que no suban con el IPC, el Sr. ministro ya salió en TVE diciendo que eso no pasaría, pero no me lo creo, dada la situación que estamos atravesando, que se supone que el Gobierno que tenemos, “es quien defiende al trabajador”, algo que no acabo de ver, porque no dan solución a los problemas más prioritarios, como es poder vivir con salud y que se nos atienda sin esas largas esperas de casi un año, porque a los trabajadores no les queda dinero para ir a la sanidad privada, cuando apenas se llega a fin de mes, para comer y pagar los recibos de un hogar familiar.
Como por ejemplo las eléctricas, la luz y el gas, que pagamos más de impuestos que de consumo, al mismo tiempo que tienen unas ganancias desorbitadas, al igual que los bancos, pero siempre quieren más, cada año pretenden superar sus beneficios, a costa de los mismos de siempre.
De la educación ya ni hablo, porque lo que pretenden con las nuevas generaciones, sin saber de apenas ningún contenido que se tenga que memorizar, que no saben ni el significado de las palabras, ni tienen ni idea de historia etc., y pretenden que pasen con varios suspensos al siguiente curso, ¡a donde vamos a llegar!, a la generación de la estupidez, sin dejar de mencionar la falta de educación y respeto hacia los profesores y a sus propios compañeros de clase.
Pero ahora resulta que el tema más candente es que hay una falta de profesionales desorbitada, como por ejemplo los camareros o el personal de hoteles, ¿pero que se dan cuenta ahora?, cuando les estuvieron explotando durante años, con sueldos irrisorios y horas extras sin pagar, es normal que hayan buscado otro oficio para sobrevivir y que no se sigan aprovechando de ellos; es verdad que algunos cumplen legalmente, pero muy pocos, porque si un contrato es de 40 horas semanales y tienen que hacer 70, las tienen que pagar como extras. Además, por otra parte, también muy importante, es que todos cuando comenzamos a trabajar, siendo jóvenes, no teníamos experiencia, algo que se adquiere con el día a día, no se puede pretender lo imposible.
Y ya que tenemos un Gobierno, “que defiende al trabajador”, que miren para los países nórdicos y se apliquen las mismas medidas, menos gastos innecesarios, que se rebajen sus sueldos, que viajen en vuelos regulares, que supriman las pensiones vitalicias y cuando acaben su gobernanza, que vuelvan a sus puestos anteriores, jubilándose cuando les pertenezca y sin más paños calientes, que el pueblo ya está más que harto, de discursos baratos y postureo.
Se puede decir más alto, pero no más claro.
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