Gadamer en su libro El estado oculto de la salud expone unas muy importantes reflexiones.
Ciertamente, Hans-Georg Gadamer es uno de los grandes filósofos de la humanidad. Nació en Marburgo en 1900 y falleció en Heidelberg en el año 2002. Se ocupó de entender la comprensión humana en todas sus facetas. Fue un gran hermeneuta y contribuyó, de forma decisiva, al desarrollo de las investigaciones hermenéuticas. Su obra Verdad y método fue esencial para dar un nuevo impulso a la metodología y orientación de la interpretación. Los pensadores que siguen la corriente hermenéutica son numerosos en la actualidad.
En el libro señalado Gadamer explicita desde una erudición asombrosa aspectos de ética, historia y teoría de la ciencia directamente relacionados con el quehacer médico cotidiano. Además, analiza lo que se entiende por inteligencia y también el arte y la técnica de curar. Se comprende perfectamente que el filósofo alemán en el Prólogo del libro escriba, entre otras cosas, lo siguiente: «En todos los órdenes, somos dueños de una capacidad de acción que se ha elevado en forma admirable, pero también atemorizante, y que es preciso integrar en un todo políticamente ordenado».Y esto ya está publicado en Alemania en 1993. Ya era perfectamente consciente de la era tecnológica en la que estábamos entrando con todas las consecuencias.
También se refiere a la amenaza del progreso técnico sobre las condiciones de vida de las personas. Insiste en la idea de humanizar lo más posible el cuidado de la salud. Y dice que «En todos los casos, se trata de establecer un equilibrio ente la posibilidad de actuar y la responsabilidad frente a la voluntad y la acción».
Destaca Gadamer el extraordinario valor de los conocimientos científicos de los médicos. Aunque está claro que la capacidad de juicio es fundamental en la profesión médica. Escribe el pensador alemán que «El diagnóstico equivocado, la correlación errónea, no se atribuye, en general, a la ciencia, sino al “arte” y, en última instancia, a la capacidad de juicio del médico». El filósofo germano reitera la necesidad de que el poder político potencie la investigación científica en el campo de la medicina, especialmente, y también de forma general en otros ámbitos. Incluso amplía el espacio de la responsabilidad a todos los ciudadanos, puesto que afirma: «A su vez, el político, y todos somos políticos en la medida en que intervenimos en las decisiones políticas, al hacer o dejar de hacer, está cada vez más pendiente de la información científica». La capacidad reflexiva y analítica de Gadamer se ocupa de numerosas cuestiones en este libro. Por ejemplo, rechaza cualquier tipo de dogmatismo en lo referido al concepto de conciencia, la naturaleza del alma, la imaginación o el contenido de conciencia.
Se puede afirmar que el sabio alemán se muestra partidario de un nuevo modo de entender al ser humano que se caracteriza por una puesta en y aceptación de las últimas investigaciones biológicas y etológicas. En relación con esto escribe «De todas maneras, la contribución de la antropología filosófica a la nueva ciencia del hombre es considerable, aun después de que la teología del alma y la mitología de la autoconciencia sucumbieran a la crítica». A lo largo de las páginas del libro de Gadamer se tratan asuntos cruciales hoy en día también en el campo de la medicina, la filosofía y las ciencias sociales.
También destaca este filósofo la importancia de la psicología por su metodología rigurosa y precisa ya que «combina los métodos de investigación de las ciencias naturales y sociales con las de las ciencias hermenéuticas y, de este modo, prueba los métodos más diversos aplicándolos al mismo objeto». Invito a la lectura de esta obra de Gadamer que ha sido publicada en español por la profundidad de sus análisis y reflexiones que poseen un interés claramente universal, ya que son temas que afectan a todas las personas.
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