Los resultados reales de la gira a Washington del Presidente Andrés Manuel López Obrador se verán el próximo 4 de noviembre, cuando conozcamos los resultados de la elección presidencial en Estados Unidos.
Mucho se ha analizado el contenido del discurso del Presidente de México en su gira por Estados Unidos, ensalzando las palabras dirigidas a un Donald Trump que parece haber medido centímetro a centímetro una gran puesta en escena, donde López Obrador sólo fue un actor de reparto, muy útil para los fines electorales del mandatario estadounidense.
El buen discurso que le celebraron al mandatario mexicano, se empezó a eclipsar cuando inició con la ronda de agradecimientos a Trump donde resaltó: “Quise estar aquí para agradecerle a su gobierno y a usted Presidente Trump, por ser cada vez más respetuosos con nuestros paisanos mexicanos”.
La frase es tan desafortunada, que a todas luces saltó la incongruencia de López Obrador al ignorar a los 38 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos y que no precisamente han sido tratados con respeto, sino con constantes amenazas y hostigamiento de parte del Gobierno encabezado por un Trump que hasta unos meses, fustigaba y se burlaba con obligar al pueblo de México, a pagar la edificación del muro fronterizo.
México pasa por tiempos muy desafortunados no sólo por las miles de muertes acumuladas a causa de la pandemia sanitaria y del caótico manejo que en torno a ella, se ha dado por parte del gobierno mexicano.
El encuentro entre López Obrador y Trump más allá de una lectura económica por la puesta en marcha del T-MEC nos obliga al análisis político donde se concluye que el Presidente de México le fue útil a un mandatario norteamericano severamente golpeado en su imagen y en su rentabilidad electoral también por un pésimo manejo de la pandemia sanitaria y por la inconformidad social surgida a raíz de las protestas anti racistas que hemos visto en las últimas semanas.
Ambos en diferentes escenarios mediáticos convergen en dos puntos: Necedad e intransigencia.
Temas puntillosos como el flujo migratorio, el tráfico de armas y el narcotráfico ni por casualidad se asomaron en la agenda de los mandatarios que ocuparon el tiempo para el encuentro de reflector.
El Presidente AMLO regresó a México convencido de haber tenido un encuentro “digno” con su homólogo norteamericano.
En tanto Trump ocupó las pocas horas junto a López Obrador para que su equipo de campaña tuiteara frases conciliadoras respecto a su relación con México.
La fiesta para el Presidente de Estados Unidos parece no haber durado tanto, una vez, que su contrincante Joe Biden se anotó un buen punto al tocar uno de los temas más sensibles para el pueblo norteamericano y presentar un ambicioso plan de rescate de la economía de ese país, que contempla una inyección de 700 mil millones de dólares.
La gira entre Trump y AMLO concluyó dejando todo en el aire, es decir, sólo sirvió para la foto, pues los temas reales y de agenda emergente tendrán que fluir en los próximos meses que será cuando realmente se demuestre si lo que se dijo por parte de ambos mandatarios se sostiene, o sólo fue parte de una estrategia más para fortalecer la campaña de Donald Trump.
Las elecciones en Estados Unidos son un termómetro para la futura relación bilateral entre los dos países.
Si Trump retiene la presidencia norteamericana se verá qué tan real es el cambio de actitud hacia México al que ha fustigado y señalado como un país de delincuentes.
Si el demócrata Joe Biden se alza con la victoria, mal punto para un López Obrador que parece estar alineado y haciendo de todo para apoyar a “su amigo” Donald Trump.
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