Eliminación del copago, cubrir las bajas de médicos rápidamente, contratación de más médicos y personal sanitario es lo que se necesita ya. Hablo de España.
Los ciudadanos se merecen una atención médica rápida y eficiente. Y la solución no es la privatización, ya que aumenta los costes. Además, entre un 10 y un 30 por ciento de la población no se puede permitir el lujo de ir a la sanidad privada. Por tanto, privatizar parte de la asistencia sanitaria pública crea una desigualdad injusta. No hace falta profundizar mucho en la cuestión para saberlo. Lo que no significa que no esté bien que exista la medicina privada para los que puedan acceder a la misma.
El dinero que aporta cada ciudadano español para el gasto sanitario es menos del doble que en Alemania, por ejemplo. Y en Francia, Reino Unido, Italia, Suecia y otros países europeos se gasta mucho más dinero en Sanidad y cada ciudadano de estos países aporta bastante más dinero cada año para el sostenimiento del sistema de salud.
La OCDE lo ha indicado también: el gasto sanitario en España está bastante por debajo de los países europeos cercanos. Es curioso que el dinero público que se ha dado a la banca fue de 200.000 millones de euros, lo que equivale a tres veces el gasto público en Sanidad.
Si hay que subir un poco los impuestos a las grandes empresas, bancos, y a los ricos, que se haga, ya que es necesario. De este modo habría más dinero de forma indudable. También habría que priorizar mejor los gastos en el Presupuesto General del Estado. Con el gasto en asesores de los gobiernos se podrían contratar a más de 1.000 profesionales sanitarios. A lo mejor con la mitad o un tercio de los asesores existentes sería suficiente.
Se ha pasado de un gasto en Sanidad del 6% del PIB en 2017 a un 5,8% según los datos presupuestarios para 2018. Con un incremento de la longevidad y un descenso de la natalidad está claro que hacen falta más profesionales del ámbito sanitario en el sistema público de salud. La población española está envejecida, en buena parte, y esto supone más cantidad de consultas, pruebas médicas, etcétera.
Puede ser útil que las jubilaciones de médicos sean, por ejemplo, a los sesenta o sesenta y cinco años, lo que hará que se puedan incorporar médicos jóvenes que actualmente están en paro y , en bastantes ocasiones, van a buscar trabajo a otros países europeos. Los fondos que se dedican a investigación médica también deben incrementarse.
Creo que es en relación con los médicos especialistas en lo que más tiene que mejorar la situación, porque las esperas en algunas especialidades son excesivas y los pacientes tienen derecho a que se les atienda con unos plazos de tiempo menos largos. No vale decir que pueden ir a la medicina privada, porque por la situación económica para numerosas personas no es posible.
Parece que estamos en un planteamiento general de sálvese quien pueda. El grave problema es que con la salud no se debe jugar nunca. La propia Constitución afirma el derecho a una buena asistencia en el ámbito de la salud. Y todos los ciudadanos, sin distinciones, se merecen una atención sanitaria como ciudadanos españoles y europeos tan buena y rápida como las de Alemania o Suecia.
Lo prioritario, a mi juicio, sería la contratación de más médicos especialistas, médicos de familia y la construcción y puesta en marcha de residencias para mayores. Con una notable mayor cantidad de fondos económicos para la Dependencia. Si esto se realizara las cosas mejorarían mucho, sin ninguna duda.
Es absolutamente necesaria una voluntad política que decida tomar medidas en este sentido. Si queremos un Estado social y democrático de derecho, tal como establece la Carta Magna, es lo que habría que llevar a cabo.
Se puede decir que la asistencia sanitaria es lo más importante, porque prolonga y mantiene la vida. Se requiere, por tanto, que el Gobierno tome más conciencia de que es absolutamente imprescindible gastar más en Sanidad, porque no es algo superfluo o innecesario.
Aunque los tiempos promedio de hospitalización disminuyan y también los costes asociados a la misma, ante la creciente masificación en los servicios sanitarios se necesita imperiosamente más personal cualificado. Si no se hace la atención sanitaria puede no ser la de más calidad.
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