La oposición en México no logra cuajar un frente que permita encarar al partido gobernante Morena, quien, a pesar de todos los embates y divisiones al interior del mismo, ha logrado sumar el control de más gubernaturas que se alinearán al mandato del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los recientes descalabros electorales para los adversarios del Presidente AMLO son resultado de la nula propuesta que todos ellos han logrado permear en una sociedad, donde a pesar de la polarización, se sigue votando a favor de la llamada izquierda López-obradorista.
El PRI es quizá el partido que dentro de esa oposición es uno de los más desprestigiados y hoy conserva el resentimiento de un país que no olvida los 70 años de corrupción fraguada desde sus propios orígenes.
El 2024 es un reto demoledor para todos estos partidos (PRI, PAN, PRD, MC) que unidos o en solitario buscarán enfrentar al partido gobernante y a todos sus satélites.
La realidad es que hoy la oposición en México se encuentra desarticulada y ausente. Sus agendas no han logrado permear a favor de una ciudadanía que dice estar en desacuerdo con el actual gobierno de México, pero frente a la ausencia de propuestas elige no ir a las urnas o anular su voto.
A este grupo de partidos políticos les ha quedado grande representar una verdadera y sólida oposición en el país. Los discursos de odio que hoy acusan del gobierno morenista, ellos también los han puesto en práctica con erráticas estrategias y pésimos resultados.
Ninguno de estos partidos puede quedar exento de la irresponsabilidad de no afrontar en sus propuestas, las demandas reales de una sociedad.
Todos ellos se han ocupado de dar espacio al golpeteo y responder al gobierno en turno, quien hasta ahora ha operado provocando y subiendo al ring a todos estos partidos políticos, con la finalidad de exhibir su incapacidad para armar un grupo sólido que de una verdadera pelea a Morena en las urnas para el 2024.
El partido del Presidente AMLO sigue capitalizando los errores de sus adversarios. Con todo el aparato de Estado, Morena utiliza no sólo recursos gubernamentales, sino toda la infraestructura que desde Palacio Nacional se despliega para fortalecer la campaña permanente –aún sin candidato- que por ahora tiene un solo reflector enfocado a la figura del líder moral de la transformación: Andrés Manuel López Obrador.
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