La enseñanza de la filosofía no debe desaparecer, o verse reducida a una situación testimonial en los planes de estudio en los institutos de toda España. Es de una incoherencia tremenda que Historia de la Filosofía sea optativa, y que no sea cursada por todos los alumnos. Por numerosas razones, aunque se pueden resumir en una esencial, ya que el conocimiento de la filosofía de los grandes pensadores occidentales es algo que debe formar parte del bagaje cultural y formativo de todo ciudadano.
Y para lograr esto se necesitan profesores de filosofía que expliquen la asignatura a todos los alumnos de segundo de bachillerato. Es como si se dijera que, a partir de ahora, la asignatura de Lengua, u otra materia instrumental se han convertido en optativas por decisión política o legal.
Que se elimine la Ética en cuarto de la ESO es, a mi juicio, un despropósito, porque es una asignatura de dos horas semanales que desarrolla la capacidad crítica y reflexiva y enseña las principales teorías éticas, en relación con los principales problemas de nuestro tiempo, etc. Es la denominada Educación ético-cívica.
Aunque en Asturias, Cantabria y Andalucía parece que la Filosofía en el Bachillerato va a ser obligatoria, en otras comunidades está desapareciendo como asignatura, o en una situación marginal y residual, lo que es lamentable e indignante.
Si se sigue en esta línea en contra de la Filosofía, como si fuera un conocimiento fantasioso e inútil, puede desaparecer también de los planes de estudio en la Universidad, o quedar considerada como una formación muy minoritaria, aunque no desaparezcan las Facultades de Filosofía.
La capacidad de pensar puede y debe ser desarrollada, y lo es de un modo magnifico, a través de la filosofía. El análisis, la reflexión, la crítica y la argumentación, son algunas de las formas de expresión de la enseñanza filosófica, y también el debate y la discusión de ideas y conceptos.
La significación de la filosofía crítica es afirmada por Gustavo Bueno en su libro ¿Qué es la filosofía?: «Las funciones catárticas de la filosofía crítica son, desde luego, imprescindibles. Una filosofía crítica parece que ha de reclamar un lugar muy importante en la educación de los hombres, más aún que en la educación de los ciudadanos». Y la relación de la filosofía con las ciencias del presente es algo ya existente. También la crítica de la realidad social y política y de las cuestiones éticas, bioéticas, etc., de nuestro tiempo y del futuro. Para el hombre, no tiene objeto vivir una vida sin examen sostenía Sócrates.
El gran filósofo Hegel escribe respecto al trabajo teórico algo que puede ser identificable con la filosofía: «El trabajo teórico, me convenzo cada día más, tiene mayor incidencia en el mundo que el práctico; si se revoluciona primeramente el reino de las representaciones, la realidad no permanece la misma». Los pensamientos son representaciones, y enseñando a pensar mejor, a filosofar de un modo más profundo y crítico se puede avanzar en la transformación del mundo buscando la justicia social y el bienestar de todos. La autoridad verdadera es el resultado de la formación intelectual y moral de todos viene a decir Hegel, y tiene razón.
Si desaparece la Filosofía de la formación reglada las consecuencias en el presente y en el futuro serán devastadoras, porque los seres humanos quedarán sometidos a los dictados del mundo económico y empresarial, sin capacidad de reacción crítica, autónoma y libre.
No todo debe ser cuantificable en términos monetarios, ya que existen valores superiores, y la cultura y la filosofía lo son. Las Humanidades no deben desaparecer por causa de una interpretación exclusivamente mercantilista y economicista de la realidad, y la LOMCE, a mi juicio, es clara expresión de la misma.
No somos meros autómatas controlados por las grandes corporaciones y multinacionales, etc., o, al menos, no debería ser así. Por eso el pensamiento critico o filosófico es tan necesario para humanizar la existencia y la sociedad.
El filósofo Schelling escribe en sus Lecciones sobre el método de los estudios académicos lo siguiente: ¿A qué Estado y a qué religión le sería peligrosa la filosofía? Si éste realmente fuera el caso, la culpa sería de dicha religión y de dicho Estado». En efecto, este filósofo idealista alemán refuta las objeciones más comunes contra el estudio de la filosofía con argumentos sólidos y profundos. Estoy convencido de que sin filosofía en los centros educativos se construye un mundo menos libre, justo, equitativo, solidario y racional.
Los comentarios están cerrados.