A una semana del atentado contra Charlie Hebdo, el Papa Francisco hizo una metáfora sobre las reacciones a lo que publican los medios: “Si alguien dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo” y agregó que asesinar en nombre de Dios es una “aberración”, pero insistió en que “la libertad de expresión no da derecho a insultar la fe de los demás”.
El pontífice se refirió así al ataque de la semana pasada contra la revista satírica Charlie Hebdo en París, en el que murieron 12 personas, en declaraciones a la prensa a bordo del avión que lo llevaba de Sri Lanka a Filipinas.
“No se pude provocar, no se puede insultar la fe de los demás. No se le puede tomar el pelo a la fe. No se puede”, enfatizó el Papa cuando los periodistas le preguntaron sobre sus sensaciones ante lo que ocurrió en París.
También sostuvo que “es verdad que no se puede reaccionar violentamente”; sin embargo, consideró “normal” que haya una respuesta ante las provocaciones. Y dio un ejemplo concreto al respecto: ”Si el doctor Alberto Gasbarri (responsable de la organización de los viajes pontificios), dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo… ¡Es normal!“, explicó el Sumo Pontífice.
Luego de la charla con la prensa dentro del avión una multitud recibió al papa en Filipinas, quien inicia la primera visita a la nación de un máximo representante de la Iglesia Católica en 20 años. Ante la llegada del pontífice, las principales calles del centro de Manila se han visto transformadas: del caos y la suciedad que las caracterizan se cambió por la pulcritud, el colorido y la organización.
Las aceras de las calles de la ciudad por donde pasó el vehículo del Papa en su camino desde el aeropuerto hasta la nunciatura apostólica, donde se aloja el Santo Padre durante sus cinco días de estancia en el país, han recibido una nueva mano de pintura esta semana.
Además, flamantes banderas filipinas y del Vaticano flanquean las largas avenidas que recorrió el convoy del pontífice, así como numerosos carteles con la imagen del papa Francisco que le dan la bienvenida con el tradicional saludo filipino: ”mabuhay”.
Por su parte, desde primera hora, algunos de los 2.000 voluntarios que se encargan de mantener limpias las zonas a las que acudirá el Santo Padre, pasaban por las principales calles de la ciudad recogiendo los últimos desperdicios y barriendo a conciencia los laterales de la calzada.
Cientos de agentes de policía también estaban desde primera hora del día en la zona que recorrió el Papa ni bien pisó territorio filipino.
Con el objetivo de asegurar que todo estuviera en perfecto orden para la llegada y primera toma de contacto del Papa con los filipinos, las principales calles del centro de Manila permanecieron cortadas desde las 14:00 hasta las 19:00 hora local.
Algunas de ellas, sin embargo, estarán cerradas durante los 5 días de visita dados los numerosos eventos en los que participará el santo padre.
En la capital, donde residen 12 millones de personas y que es una de las metrópolis con mayor densidad de población del mundo, varios días de la visita han sido declarados festivos para permitir a los filipinos asistir a los eventos papales, a quienes las autoridades piden calma constantemente para tratar de evitar avalanchas humanas.
Tal es la devoción de los filipinos que para el evento más importante de la visita del papa Francisco, la misa que ofrecerá el próximo domingo en el Parque Rizal, en el centro de Manila, las autoridades esperan que se concentren al menos 6 millones de personas.
El Papa culminó así una visita que ha tenido dos momentos destacados: la misa en el parque Galle Face Green de Colombo, a la que acudieron alrededor de medio millón de personas, y la visita al Santuario de Nuestra Señora de Madhu.
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