El comercio de China dobló su superávit en septiembre respecto al mismo mes de 2013 al registrar un repunte de las exportaciones, su mayor subida en 19 meses, un 13.5% interanual en tanto las importaciones aumentaron un 7%, sólo equiparable a diciembre de 2013.
El buen dato de las exportaciones calmó preocupaciones sobre el enfriamiento de la economía china, en un momento en el que la inversión, el consumo y el sector inmobiliario son débiles.
No obstante, algunos expertos también apuntaron la posibilidad de que los datos oficiales del comercio hubieran sido “hinchados” en las ventas a regiones como Hong Kong, como ya ocurrió en ocasiones anteriores, y auguraron que el PIB del tercer trimestre se verá resentido.
Unos veinte analistas vaticinaron en una encuesta reciente que el dato del crecimiento de la economía de China en el tercer trimestre será el “más flojo” en más de cinco años, y estimaron que se situará en el 7,3%, por debajo del 7,5% de objetivo marcado por el Ejecutivo para este año.
Ante este panorama, los expertos se dividen entre los que creen que Beijing implementará estímulos de peso y aquellos que mantienen que, a pesar de que indicadores como la inflación les den margen de actuación, el Ejecutivo no irá más allá de las medidas “suaves”.
“Los funcionarios del Gobierno central siguen siendo muy reacios a avivar el crecimiento, preocupados por los efectos que puedan tener los mega estímulos en la transición hacia un crecimiento más sostenible”, opinó el economista Brian Jackson, de IHS Global Insight China.
En un comunicado, el experto alude a algunos comentarios realizados por funcionarios del Ministerio de Finanzas, en los que se prima la creación de empleo por encima del “rápido crecimiento”.
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