“No se puede matar en nombre de Dios; es una blasfemia”, dijo, ayer al mediodía, el Papa Francisco.
Después de la masacre yihadista, del aterrador atentado de París, donde murieron al menos 129 personas y 362 heridos, es necesaria una respuesta masiva de todos los países del mundo entero.
Un líder de alto nivel del Estado Islámico (EI) murió en un ataque con un drone, avión no tripulado, utilizados en una campaña liderada por Estados Unidos contra militantes en su bastión sirio de Raqqa, informó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. El ataque causó la muerte de un líder uzbeko del Estado Islámico involucrado en la seguridad.
El Estado Islámico ha reclutado a combatientes extranjeros de todo el mundo para luchar en su autodeclarado califato en parte de Siria e Irak. Nombró a Raqqa como su capital y centro de operaciones. Estados Unidos asevera que ha intensificado su campaña aérea contra el Estado Islámico en Siria con una ola de ataques en la ciudad de Raqqa con aviones no tripulados.
Por otra parte se están incorporado miles de cristianos, como voluntarios, al Ejército de Salvación para frenar el avance de las tropas del Estado Islámico. Esto no es suficiente. No se trata de reclutar voluntarios, que están dispuestos al martirio por su fe, es urgente una respuesta masiva de todos los países.
Mientras en España, Al-Andalus, los llamados musulmanes moderados escenifican una campaña para recuperar el dominio sobre los monumentos de origen árabe en suelo español, como la mezquita de Córdoba, en Irak el islamismo radical vuelve a referirse a España como parte perdida del islam.
El llamado Ejército Islámico de Irak hace un llamamiento a la “nación islámica mundial” para que no abandonen Bagdad “como en su día se perdió Jerusalén y Al-Andalus”. Todas las naciones musulmanas forman una gran comunidad religiosa y política que el Corán denomina Dar Al-islam, que podría traducirse como los países del islam. Dentro de esta comunidad se incluyen los territorios que en su día estuvieron bajo la dominación musulmana y que fueron perdidos. Aquellos territorios que fueron parte de la expansión árabe por el norte de África, incluida España.
El Estado Islámico (EI) es la marca global del terror.
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