El próximo día 8 de junio cumplirá 40 años una niña desnuda y aterrorizada, desvestida corriendo por una polvorienta carretera de una aldea de Vietnam, tenía 9 años.
Esta imagen, que perpetuó los horrores de la guerra de Vietnam, ha aparecido miles de veces a través de los diversos medios de comunicación y de, modo especial por todas las cadenas televisivas del mundo. La niña Kim Phuc es hoy la embajadora de la UNESCO y dirige una fundación de ayuda a los niños víctimas de la guerra y de la violencia.
Muy lejos quedan sus 17 operaciones para curarla de las quemaduras que el Napalm produjo en el 65% de su diminuto cuerpo. Nick Ut, autor de la foto que ganó el Pulitzer en 1973, la llevó a la policlínica y le salvó la vida. Allí permaneció hospitalizada más de un año.
Se desmayaba cada vez que las enfermeras la metían en la bañera y cortaban la piel muerta de su herido y pequeño cuerpo. Pero no murió. “Dentro de mí -dice- había una niña pequeña y fuerte, que quería vivir pero todo lo superé gracias al amor de mi familia y de Dios”.
Una de las lecciones que ha aprendido de esta experiencia es a pedir perdón. Cuando leyó, por primera vez, las palabras de Jesús “ama a tus enemigos”, no sabía como hacerlo. Soy humana, tengo mucho dolor y muchas cicatrices. Pensó que sería imposible. “Tuve que rezar mucho y no fue fácil pero, al final lo conseguí”, testifica conmovida.
Por otra parte, en 1996, la Fundación para la Memoria de los Veteranos de Vietnam la convocó a Washington y allí se rozó con uno de los tripulantes que intervinieron en el ataque de Trang Bang, su aldea. Kim Phuc le perdonó públicamente afirmando que “El perdón es más poderoso que cualquier arma del mundo”.
“Mi foto es un símbolo de la guerra, pero mi vida es un símbolo de amor, esperanza y perdón”, concluyó. El perdón engrandece el espíritu y da fuerzas para seguir adelante.
Los comentarios están cerrados.