Paraguay: percepciones y realidades

Paraguay: percepciones y realidades

Por Benjamín Fernández Bogado 

Nunca encontré el nombre de esta histórica reunión tan apropiado. Paraguay es un país dominado más bien por un sentido de percepción que por un enfoque racional. Cada año Transparency International nos pregunta qué tan corruptos nos percibimos. Todos levantan sus manos para decir: ¡demasiado! Estoy seguro de que el país es menos corrupto que muchos otros, pero el sentido de la tragedia domina nuestras acciones y pensamientos. Los griegos escribieron mucho sobre la tragedia y este elemento también es muy común entre los paraguayos. La tragedia tiene tres actos: al comienzo todos los personajes van a morir; segundo, nadie quiere morir; y tercero, todos hacen algo para morir.

Las percepciones de que todo lo que hacemos terminará en tragedia necesitan ser cambiadas.

Empezamos esta reunión mostrando una película galardonada porque el arte es una de nuestras mejores caras de las que estamos orgullosos. Fue una manera suave de profundizar hoy otros temas importantes pero un poco feos. Vamos a discutir y reflexionar acerca de cómo organizamos nuestra sociedad y definimos si el Estado que tenemos es apropiado para los desafíos que tenemos adelante. Reformar al Estado es clave si queremos alcanzar la administración de alta calidad que estos tiempos requieren. Más de 300 mil empleados públicos con buenos salarios y mal rendimiento no son capaces de resolver los diversos conflictos de mañana. Nuestro Estado refleja demasiadas características sociales y está muy retrasado en términos de expectativas. Sin un fuerte compromiso público será imposible cambiar este conflicto que puso en riesgo a la democracia. Paraguay acumula problemas sin soluciones, con demasiadas recetas y diagnósticos pero carece del compromiso para llevar a cabo la tarea.

No tenemos mucho tiempo que perder, los paraguayos necesitan asumir su responsabilidad lo antes posible.

La desigualdad y la pobreza son temas importantes de nuestra realidad que necesitan ser cambiados. Nuestro crecimiento económico de 4% anual no es suficiente; por lo menos debemos alcanzar 9% para deshacernos de la pobreza, donde 2 millones de personas sobreviven con 2 dólares al día y van a la cama sin comer todas las noches. Un país que es capaz de dar de comer a más de 60 millones de personas en el extranjero no es capaz de hacer lo mismo por sus compatriotas. Paraguay es uno de los países menos poblados del mundo pero tiene problemas de tierra. Un 80% de la misma está en manos de no más del 10% de la población. Las cooperativas juegan un rol importante en la economía, con 23% del producto interno bruto en sus manos, pero no tenemos a ninguna manejando los servicios públicos. Somos un país de profundos contrastes y contradicciones que deben ser enfrentados y resueltos. Hay muchas cosas por hacer y la falta de responsabilidad y el egotismo evitan las soluciones urgentes que necesitan ser tomadas. Llamo a soluciones innovadoras. Estábamos probando soluciones viejas que no consiguieron ningún resultado positivo. Es necesario combinar fuerzas.

Los sectores privados y públicos necesitan ser reconciliados y trabajar en línea con los intereses públicos.

Es vergonzoso que un país pequeño, rico en recursos naturales, sea pobre y subdesarrollado. Esta ecuación debe ser cambiada.

Uno de los procesos sociales y económicos más dinámicos también es parte de este encuentro, el proceso acelerado de urbanización. La migración de áreas rurales a las urbanas fue de 8% anual en la última década. Este proceso complejo cambió la cara de la nación, pero todavía tenemos un discurso que valoriza a los dilemas rurales en vez de afrontar los problemas que surgen con la urbanización. La falta de vivienda, empleo, escuelas, salud pública, transporte, criminalidad y otros efectos muestran que este proceso dinámico necesita ser comprendido y manejado con inteligencia y habilidad. Asunción, la capital de Paraguay, tiene más de 35% de su población viviendo en villas miseria y hoy, con las inundaciones, la plaza principal en el centro de la ciudad ha sido tomada por las personas afectadas por este fenómeno natural. Ahora, no hay ninguna ciudad pequeña con más de 10 mil personas que no tenga su propia villa miseria. La urbanización es el gran tema clave del Paraguay ahora mismo y requiere soluciones creativas.

La energía también se incluyó en esta reunión. Es clave para cualquier análisis y desarrollo de un país. Paraguay tiene energía hidroeléctrica abundante pero no la emplea para desarrollar a la nación. En su lugar, ayudamos a desarrollar a nuestro vecinos Brasil y Argentina. En los próximos años, el Anexo C del Tratado de Itaipú será discutido con Brasil y el país necesita un plan y una estrategia de manera a usar su energía para poner en marcha un poderoso programa para desarrollar a la nación. Con un programa altamente desarrollado que utilice a la electricidad como una alternativa al petróleo, el Paraguay tiene la oportunidad única de alcanzar el desarrollo con personas listas y patrióticas sentadas a la mesa de negociación. Todavía usamos la madera y el carbón para cocinar (70%) y la importación de petróleo es número uno en ese campo. Es clave darnos cuenta de la importancia de la energía hidroeléctrica y de su uso para desarrollar al país. Ya perdimos 50 años; es hora de revertir esta tragedia.

Además de todos estos temas, vamos a escuchar las experiencias de los jóvenes paraguayos que estudian afuera, muchos de ellos aquí, en los EE.UU. Paraguay es uno de los países más jóvenes del mundo, pero la falta de educación hace a este bien menos atractivo. La educación está en decadencia y necesitamos ideas frescas para cambiar este rumbo. Vivimos en un siglo basado en el conocimiento como un factor clave de la riqueza y menos de un 2% de las personas que empezaron sus estudios terminan la universidad. Necesitamos ideas frescas para llevar a cabo una verdadera revolución en las mentes de las personas si realmente queremos tener un futuro y ser una nación soberana.

El futuro estará en juego en la mente de las personas y no en otro lugar.

La universidad de Harvard, nuestra querida alma mater, nos da la bienvenida para pensar, reflexionar y proponer nuevas ideas en todos estos campos, y como muchos de nuestros buenos profesores nos dijeron: es hora de tener el coraje de devolver todos los obsequios que recibimos.

Necesitamos inteligencia y dignidad. La una sin la otra no son nada.

Paraguay es nuestro deber y debemos hacernos cargo ahora mismo.

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