El 15 de mayo la policía lanzó gases lacrimógenos y agua desde camiones hidrantes contra miles de manifestantes en la ciudad occidental de Izmir, mientras se llevaba a cabo una huelga de 24 horas por la letal explosión en una mina en Soma.
La policía intervino dos veces cuando alrededor de 20.000 manifestantes se lanzaron a las calles de Izmir para protestar por la muerte de 282 mineros en el peor accidente industrial de la historia del país, que tuvo lugar el 13 de mayo. Kani Beko, el jefe de la Confederación de Sindicatos Progresistas (DİSK), fue hospitalizado.
Los manifestantes también se reunieron en el barrio Gayrettepe de Estambul, pero la policía les impidió marchar hacia el cuartel central provincial de la Institución de Seguridad Social en el distrito de Fındıklı. Los manifestantes se sentaron frente a camiones blindados hidrantes (TOMA) y comenzaron a esperar; más tarde, la policía les permitió marchar hacia Mecidiyeköy.
Cuatro sindicatos turcos convocaron a una huelga de 24 horas el jueves, luego del peor accidente industrial del país, que mató por lo menos a 282 personas en una mina de carbón de Turquía occidental. Representando a trabajadores de una variedad de industrias, los sindicatos están indignados por lo que ellos dicen son precarias normas de seguridad desde que la mina en Soma, ubicada a 480 kilómetros al sudoeste de Estambul, anteriormente administrada por el Estado, fuera arrendada a una firma privada.
“Desde el mismo comienzo dejaron morir a cientos de nuestros hermanos trabajadores en Soma, ya que fueron obligados a trabajar en brutales procesos de producción con el fin de obtener el máximo de ganancias” dijo una declaración de los sindicatos. “Nosotros convocamos a la clase trabajadora, a los obreros y a los amigos de los obreros a ponerse de pie por nuestros hermanos en Soma” dijo, exhortando a que la gente se vista de negro en señal de luto por la tragedia.
Mientras los rescatistas sacaban cadáveres del lugar y se iban perdiendo las esperanzas de salvar a otro centenar de trabajadores que, se cree, están atrapados adentro, la ira se extendía por un país que se ha jactado de una década de rápido crecimiento económico, pero que en materia laboral aún padece las peores normas de seguridad del mundo.
El miércoles los residentes furiosos rompieron ventanas en las oficinas del gobierno local de Soma, hostigaron al primer ministro Tayyip Erdogan cuando él visitó el lugar y la emprendieron a empujones contra su séquito. Bolsones de protesta brotaron en Estambul y en Ankara, la capital. El peor accidente anterior de esta nación fue en 1992, cuando una explosión de gas mató a 263 trabajadores en la provincia de Zonguldak sobre el Mar Negro.
La operación de rescate fue dificultada, en la noche del miércoles, por el incendio que continuaba dentro de la mina, haciendo extremadamente peligrosa para los equipos de rescate la tarea de recuperar los cuerpos. El ministro de Energía, Taner Yıldız, dijo que los sistemas de ventilación que bombeaban aire fresco dentro de la mina han sido reubicados y que los equipos de rescatistas se estaban preparando para volver a entrar.
Pero más de 40 horas han pasado desde que el incendio cortó la electricidad y bloqueó los huecos de ventilación y los ascensores, y tanto los funcionarios de gobierno como los rescatistas ven pocas chances de que más sobrevivientes puedan salir vivos.
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