Internet, los dispositivos móviles y las redes sociales han cambiado nuestros hábitos de consumo de la información en los últimos tiempos.
Cada vez son más los usuarios que acceden a las noticias a través de las versiones digitales de sus cabeceras de referencia, con plataformas como Twitter y Facebook posicionadas como nuevos reyes de la información en tiempo real.
También la crisis económica ha golpeado con toda su virulencia, a lo largo de los últimos años y a castigado a un sector ya dañado: la prensa en papel.
Tal y como señala Eduardo Madinaveitia, director general técnico de Zenith en su última entrada en el blog Casi Enteros, los datos de difusión de la prensa en papel han registrado su peor momento. Entre 2008 y 2015 nos hemos encontrado con la pérdida de difusión registrada por los principales diarios del país que van desde el 40,7% de El Periódico al 60,8% de El Mundo.
Sobre las caídas en el número de lectores, hemos pasado del 42,1% registrado en 2008 hasta el 28,5% de 2015. La migración de los lectores hacia el mundo digital continúa a un ritmo más acelerado que el de la inversión publicitaria.
El País, a pesar de que consigue mantenerse como líder de audiencia y difusión en la prensa generalista, su director dejaba claro que la edición en papel no tenía ningún futuro.
Recientemente hemos asistido al cierre de la edición impresa de The Independent o la cabecera portuguesa Diario Económico. Algunos han intentado apostar por el papel como es el caso de la compañía de medios británica, Trinity Mirror con el lanzamiento de New Day. El experimento (carente de versión online) ha durado 10 semanas.
Pocos dudan ya de que necesitamos nuevas ideas para renovar la industria puesto que las estructuras de los medios tradicionales están ya condenadas. Recientes estudios vienen a confirmar que la solución no estaría en el pago por contenidos y habrá que esperar un tiempo para ver si los modelos puestos en marcha por El Diario y El Español son el camino a seguir.
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