Exactamente a las 23:08 del domingo el diputado de la oposición Bruno de Araújo anunció ante la Cámara de Diputados de Brasil el voto 342 de apoyo al juicio político de la presidente Dilma Rousseff, prácticamente sellando la suerte de la jefa del Ejecutivo que es acusada de delitos fiscales, maquillar cifras oficiales previo a las elecciones presidenciales de Octubre 2014, cuando fue reelecta por otros cuatro años.
El voto 342, y 343 de Daniel Coelho, ambos del PSDB del estado de Pernambuco significó que se alcanzaron los dos tercios del pleno de la Cámara Baja, 513, para proceder con el juicio político que ahora pasa a la Cámara de Senadores. A ese momento el apoyo a la presidente Rousseff, según el tablero electrónico, ya estaba congelado hacía varios minutos en 127 votos, claramente contradiciendo las esperanzas de Rousseff y su partido, al comienzo de la votación, que el resultado sería muy ajustado.
Ya a media votación el apoyo al impeachment reunía 296 votos a favor y 96 en contra, con cuatro abstenciones. Habían transcurrido a ese momento cuatro horas de una ceremonia en la que cada diputado disponía de 30 segundos para emitir su voto y fundamentarlo.
El Senado tiene plazo hasta el 11 de mayo para aceptar por mayoría simple la recomendación de la cámara baja. En ese caso, Rousseff deberá apartarse de su cargo por 180 días, hasta la votación del veredicto en el que la declaración de culpabilidad y la consiguiente destitución precisará dos tercios de los senadores, y mientras tanto asumirá el vicepresidente Michel Temer, quien pasó a la oposición.
Empero Rousseff todavía tiene el recurso de apelar al Tribunal Superior, pero es una jugada política que aún positiva, igualmente cuestionaría su capacidad de gobernar con un Congreso adverso como ha sido hasta ahora.
La batalla política de la crisis que se arrastra hace un año en Brasil ha sido vencida por Temer y su socio, el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, ambos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), primeros en la línea de sucesión en caso de que el Senado aparte a la mandataria.
Es la segunda vez que un presidente es sometido en el Senado a un juicio político, luego de Fernando Collor de Mello en 1992, a quien se le adjudicó el delito de corrupción, pero para Rousseff el delito imputado de gestión fue haber violado la ley de responsabilidad fiscal.
Los votos de los diputados estuvieron marcados por la pasión y no faltaron los perfiles de muchos opositores que pedían el voto por sus esposas, familias, Dios, Jesús y hasta hubo un diputado, Wladimir Costa, que lanzó papel picado.
“Que Dios tenga misericordia de Brasil, voto sí”, dijo Cunha, en el voto más simbólico y poderoso de la tarde, ya que él fue quien en diciembre aceptó el pedido de impedimento de la magistrada y se convirtió en el principal colector de votos, junto con Temer, contra Rousseff.
Cunha fue con Temer el más repudiado por el oficialismo, que lo llamó “jefe y subjefe de la conspiración”, tal cual hiciera Rousseff la semana pasada, sobre todo porque el titular de la cámara baja está procesado por cobrar sobornos en Suiza por parte de empresas que hicieron contratos con Petrobras.
“Esto es un golpe de Estado, no hubo crimen de responsabilidad en la acusación que se le inventó a Dilma”, dijo Rubens Pereira, del Partido Comunista do Brasil (PCdoB), uno de los pocos que atacó los argumentos del informe del relator Jovair Arantes, que acusó a Rousseff de violar la ley de responsabilidad fiscal.
Jean Willys, del Partido Socialismo y Libertad, votó por el no luego de Bolsonaro y afirmó: “Estoy avergonzado de participar de esta sesión qeu es una farsa contra una mujer honesta, una sesión conducida por un ladrón como usted, Cunha, apoyada por cobardes y torturadores”
Rousseff y el ex presidente Lula da Silva siguieron en el Palacio del Planalto la votación y, según interlocutores, quedaron decepcionados por los votos a favor del impeachment de integrantes de partidos que fueron aliados del gobierno hace la última semana.
Desde el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) surgen ahora señales de resistencia en el Senado ya que no quieren permitir la asunción de Temer, por lo que se espera un intento de convocar a nuevas elecciones.
Temer por su parte, cuando la votación iba 259 a 83, divulgó una fotografía, sonriendo, mirando la televisión, en su despacho del Palacio de Jaburú, con un clima de victoria.
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