Si se confirma que el atentado del EI que ha derribado el avión ruso que cayó en el norte del Sinaí el pasado 31 de octubre fue llevado a cabo con una lata de refresco llena de explosivo, parece que los controles en los aeropuertos tendrán que ser más minuciosos todavía, si es posible.
A esto se añade que la Interpol reconoce, públicamente, que solo 5.600 de los 25.000 terroristas yihadistas del mundo están identificados, los problemas de seguridad son mayores. Aunque no quiere decir que no puedan ser superados por las fuerzas policiales.
Que, por ejemplo, el cantante norteamericano Bob Dylan pida vigilantes armados en sus conciertos en Italia, y guardias de incógnito es lógico y natural, en vista de lo que ya ha sucedido en París.
La suspensión de dos partidos de fútbol es una prueba más de la sensación de riesgo que ya se está viviendo en Europa. Ciertamente, los bombardeos sobre enclaves estratégicos del Estado Islámico en Raqqa parece que están debilitando la capacidad de respuesta armada y terrorista del yihadismo. De hecho algunos de los yihadistas ya han salido de Raqqa con sus familias por causa de las bombas, etc.
El poder bélico de Rusia es muy grande, y está actuando en los ataques aéreos de forma coordinada con Francia. A esto se une la llegada del portaviones Charles de Gaulle a una zona del Mediterráneo cercana a Siria, lo que triplica la capacidad ofensiva de los cazas. Las consecuencias son fácilmente deducibles.
En relación con España el nivel de alerta 4 es ya, considerablemente elevado, y considero que es suficiente. La labor antiterrorista de los cuerpos de seguridad españoles es, a mi juicio, muy eficaz. De todos modos, me parece muy bien que de cara al próximo clásico que se juego en el estadio Bernabeu se extremen las medidas de seguridad, y que se registre y cachee a todos los espectadores que acudan a este clásico del fútbol español. Hasta se van a inspeccionar los bocadillos. No es de extrañar en vista de lo que ha sucedido con la lata de bebida con explosivo que, supuestamente, derribó el avión ruso.
Parece que en París existe una situación de preocupación y temor algo perfectamente entendible. La macrooperación en Saint Denis, una barriada parisina en la que se han disparado cinco mil balas, pone de manifiesto lo compleja que es la actividad de las fuerzas de seguridad. Afortunadamente, la policía francesa está actuando con mucha precisión y determinación, y ya ha frustrado otro atentado que querían realizar los yihadistas en la zona de La Defensa de París, uno de los distritos de negocios más importantes de Europa. Debería existir la paz y el entendimiento en todo el mundo, pero, desgraciadamente, no es así. El deseo de tranquilidad se estrella contra la realidad de la violencia.
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