El emotivo concurso “Pequeños Gigantes”, emitido por Telecinco, alcanzó una audiencia de 2.943.000 espectadores según el ranking del semanario Supertele del 14 al 20 de noviembre.
Cada semana, cinco pandillas capitaneadas por un famoso, Lucas González, Marbelys, Adrián Rodríguez, Joaquín Prat y Lili Hergueta, competirán en tres modalidades: canto, baile y talento.
Cada pandilla está formada por su padrino y por cuatro niños de entre 4 y 12 años: un cantante, una pareja de baile y un pequeño talento. El jurado, compuesto por Angy Fernández, Jorge Cadaval y Melody, debe valorar las actuaciones en cada emisión y decidir quién se alzará con el triunfo final. El premio consiste en una beca de un año de formación artística para cada uno de los integrantes del equipo ganador
El controvertido Jesús Vázquez, el “showman” de Telecinco, conduce este concurso en el que los niños son los protagonistas. Entre las virtudes del programa destaca la variedad artística de sus participantes. La incorporación del baile le otorga vistosidad. Y la categoría de “Talento” cede un espacio para la improvisación infantil aportando naturalidad y sorpresas a “Pequeños Gigantes”.
Resulta también positivo que los niños sean niños y no se les obligue a disfrazarse y actuar como adultos. Aunque siempre hay excepciones, como la de la desubicada Ariadna y sus bailes de barra de bar o algunos comentarios del jurado, a veces incapaz de controlarse en un espacio dirigido a toda la familia.
Por lo demás, “Pequeños Gigantes” se ve con facilidad y está consiguiendo fidelizar al espectador con alguno de sus jóvenes participantes. Molestan tantos espacios de silencio entre actuaciones, que solo sirven para alargar el concurso y fomentar ocasiones para que los adultos tropiecen con su afán de enturbiar la inocencia infantil.
Al final, lo que nos puede disuadir de ver el espacio es el nulo interés por el formato o la inquietante certeza de que Telecinco explotará a esos niños para ganar todo lo que pueda a su costa. A estos precoces talentos se les presenta un incierto futuro.
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