Las fuerzas armadas turcas y su visión estratégica para el 2033

Las fuerzas armadas turcas y su visión estratégica para el 2033

Por Yavuz Yener

Solo un pequeño grupo de estados ha expresado deseos de seguir de cerca la cambiante “naturaleza de la guerra”. Entre ellos, por ejemplo, los Estados Unidos actualizan regularmente su estrategia defensiva cada cinco años, de acuerdo con el cambiante entorno de seguridad y sus prioridades.

Se espera que la Armada de los EE.UU. revise su estrategia en el 2015 y el Departamento de Defensa de los EE.UU. ya publicó en el 2014 su Análisis Cuatrienal de Defensa. De acuerdo con la clasificación de Potencia de Fuego Global en el 2015 Turquía sigue siendo el octavo poder militar convencional más poderoso del mundo. Sin embargo, ha estado necesitando desde hace mucho tiempo una visión estratégica similar a la de los EE.UU., a fin de abordar eficazmente las amenazas a la seguridad que van apareciendo dentro y alrededor de su vecindario. En consecuencia, las Fuerzas Armadas Turcas (FAT) recientemente revelaron sus intenciones de revisar y actualizar la estrategia militar de Turquía.

El contexto

Las prioridades militares tradicionales de Turquía fueron en gran parte determinadas por la rivalidad de la Guerra Fría, su alineamiento con el Campo Occidental, y por la percepción de amenazas que emanaban de sus vecinos hostiles. La preparación necesaria para responder a esos desafíos requiere de un importante presupuesto de defensa, un enorme ejército permanente, un inmenso esfuerzo para entrenar a los efectivos, y la procuración de equipo militar moderno para el ejército.

Sin embargo, con el fin de la Guerra Fría y el estallido de varios conflictos armados en la región – incluyendo la invasión del Iraq por parte de los EE. UU. la guerra ruso-georgiana, la guerra civil siria, el rápido avance de Estado Islámico del Iraq y Siria (ISIS), y los enfrentamientos armados en curso entre Ucrania y Rusia – Turquía ha sentido la necesidad de revisar sus estrategias de defensa tradicionales.

Subordinación a la política 

Como sugiriera sabiamente Carl von Clausewitz, la guerra no debe/no debería estar subordinada a la política. La lógica aquí es directa: los políticos definen los objetivos; los militares, a su vez, investigan los medios y acciones y actúan en base a la voluntad de los políticos.

El pasado noviembre, Necdet Ozel, jefe del Estado Mayor General de Turquía, presentó la visión del ejército para el 2033, titulada “El Plan para el 2033 de las FAT”, al primer ministro Ahmet Davutoglu y a los ministros de su gabinete. Aunque no se ha hecho público ningún documento oficial, nosotros teníamos noción de esos hechos gracias a la sesión de preguntas y respuestas al final de la reunión mencionada, lo cual brindó una perspectiva significativa de los detalles del Plan.

Dos dimensiones: la eficacia y un ejército profesional

Algunos detalles del Plan son llamativos. Sobre todo, no debemos subestimar el cronograma del Plan, que abarca hasta el 2033. Esto indica que el ejército está preocupado por los 20 años venideros, y está queriendo prepararse para las futuras amenazas de combate. Además, el punto crucial es aquí, que las amenazas del futuro no pueden ser previstas, mirando desde el 2015.

Por lo tanto, es vital ser flexible y actualizar, cuando los objetivos están dependiendo de las cambiantes condiciones del entorno de seguridad.

Sin embargo, hay dos elementos principales del Plan que demandan una mayor atención: la eficacia y el ejército profesional.

El primer obstáculo en lo que concierne a la eficacia de las Fuerzas Armadas Turcas, involucra la modernización. La industria de defensa nacional en Turquía ha estado floreciendo en los últimos 10-15 años y las experiencias y resultados obtenidos de esos esfuerzos se vieron reflejados en el inventario y los bienes del ejército, hasta este momento. Es vital seguir manteniendo tales empeños. El Plan apunta a completar la modernización del equipamiento militar para el año 2033; 18 años pueden sonar como un chiste, pero no lo es. Por el contrario, este es un programa realista, considerando la enorme estructura institucional del ejército y el escepticismo que provoca la innovación.

El segundo punto concierne los debates acerca de un ejército profesional. Viendo que en Turquía hay un creciente descontento público con respecto al servicio militar obligatorio, el reciente entusiasmo que provocó la exención temporal paga de la conscripción, no sorprendió a nadie. Como declarara Ismet Yılmaz, el ministro de Defensa, la cantidad de solicitudes para la exención paga del servicio militar excedió 72.000, la cifra más alta de todas las veces en que se abrió la posibilidad de la exención paga del servicio militar.

El ejército turco, en general, depende de la cantidad más que de la calidad. Esto no significa que las capacidades del ejército turco sean inadecuadas. Pero aún así, el número permanente de efectivos es tradicionalmente considerado como una fuerza de disuasión. La dependencia del número todavía persiste, en cierta medida, en el ejército turco moderno. De ahí que los funcionarios del ejército todavía son escépticos con respecto a la abolición de servicio militar obligatorio a corto plazo.

En vez de eso, el principal objetivo del ejército es incrementar el número de sus Fuerzas Especiales, lo cual está en sintonía con el Análisis Cuatrienal de Defensa en el 2014 de los EE. UU. El ejército de los EE. UU., entre serios recortes presupuestarios, está tendiendo a priorizar sus Fuerzas Especiales, en un entorno de seguridad donde los protagonistas no estatales y las insurgencias están asomando como la amenaza principal para los ejércitos tradicionales. En consecuencia, los funcionarios militares turcos también concuerdan con este enfoque. Los funcionarios dijeron: “Las estrategias de guerra cambiarán en los próximos 20 años. Adquirirán una mayor relevancia los ataques que apunten a crear crisis internas, más que los conflictos bélicos terrestres”.

Las FAT pueden ser consideradas como un ejército cuasi-profesional, en el cual el núcleo todavía consiste de conscriptos comunes. Pero debe ser considerada la perspectiva de que el Plan pueda incrementar la proporción de Fuerzas Especiales en las FAT. Si se realiza con éxito, esto permitirá al ejército estar formidablemente preparado para enfrentar tanto a los ejércitos convencionales, como aquellos que pertenecen a los rivales tradicionales de Turquía en la región, así como las amenazas irregulares, tales como el radicalismo y las organizaciones terroristas.

Conclusión

El Plan 2033 de las FAT es una iniciativa estratégica crucial. Sin embargo, debe ser consolidada con voluntad política y amplitud de miras; 18 años no es un lapso muy largo para un estado, pero los peligros que rodean a Turquía podrían no darle el confort de adaptarse lentamente. Por lo tanto, Turquía no debería ser demasiado remisa a encarar las amenazas a la seguridad en la región. Cuanto antes se definan bien y se realicen los objetivos, menores serán los riesgos que Turquía enfrentará en el futuro.

Fuente: The Journal of Turkish Weekly

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