Las elecciones tienen una importancia neurálgica para la democracia que hoy vivimos, especialmente debido al rol legitimador que desempeñan como expresión de una voluntad manifiesta de la sociedad al Estado y de los candidatos que aspiran a ocupar las instituciones públicas. En el proceso de las reformas electorales, los partidos políticos se constituyen en actores primordiales de la mesa del dialogo.
El maestro Giovanni Sartori nos señalaba que un partido es cualquier grupo político identificado con una etiqueta oficial que se presenta a elecciones y postula candidatos a cargos públicos. La versión de democracia que hoy conocemos depende de estas instituciones, teniendo a las elecciones como el mecanismo por excelencia del proceso democrático, aunque no el único método, pero sí el más efectivo.
Recientemente, al leer un estudio sobre “Las Reformas Electorales en América Latina”, por la profesora de la UNAM, Flavia Freidenberg, veía como el proceso de cambio que es propio de las reformas electorales en la región latinoamericana, debe analizarse teniendo en consideración el manejo de los elementos y el contexto de la realidad política de la región.
En este trabajo se analizan los procesos de reformas electorales en 18 países latinoamericanos tomando en cuenta el peso de los partidos políticos y la estructuración de las “reglas del juego” en los sistemas de estos países. Nos resulta interesante el hecho de que el ritmo de las reformas no ha sido homogéneo en la región, en algunos países ha sido lento y en otros más intenso, siendo clasificados en las categorías de países activos y países pasivos en materia de reformas.
Es necesario destacar que desde el año 1978, los países que más han reformado están encabezados por Ecuador (36), Perú (24), México (23) y República Dominicana (19), por mencionar algunos. Por otro lado, los más pasivos los encontramos en Uruguay y Paraguay. Cuando sumaron las reformas llevadas a cabo en los 18 países objeto de análisis, se encontraron con un total de 249 reformas en América Latina.
Un aspecto interesante a destacar es que las reformas electorales, en gran parte fueron realizadas a través de la modificación constitucional lo que significa un verdadero desafío a la hora de lograr consenso y los votos necesarios en el congreso. Por ejemplo, República Dominicana prevalece la reforma constitucional, pues generalmente se cambian las reglas del juego debido a la eliminación o restauración de la figura de la reelección presidencial. En el caso de este país, se realizó una reforma constitucional para instaurar la reelección en el 2003, en el 2010 se volvió a reformar tocando la misma figura y en el 2015 se modificó la Carta Magna por la misma razón. En la actualidad, ya hay quienes plantean una nueva reforma en el 2019, para permitir la reelección para los comicios del 2020.
La asignatura pendiente de América Latina es lograr el fortalecimiento institucional frente al constante cambio de las reglas del juego que vemos en la región, que casi siempre depende de la coyuntura política y no sobre la base de una visión a largo plazo, una visión de nación.
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