ERBIL, Irak, 13 de junio (ACNUR) – La agencia de la ONU para los refugiados comunicó el pasado viernes que la falta de alojamiento se está convirtiendo en un importante desafío para los cientos de miles de iraquíes que huyeron de la violencia de estos últimos días en la ciudad norteña de Mosul, y buscan refugio en la región del Kurdistán iraquí.
Las autoridades locales han notificado que unas 300.000 personas han buscado refugio en las provincias de Erbil y Duhok. Además, los observadores del ACNUR informan de que muchos de ellos llegan con poco más que lo puesto. La mayoría no tiene dinero ni ningún lugar adonde ir. Mientras que algunos tienen familiares con los que quedarse, otros se alojan temporalmente en hoteles, gastando el poco dinero que poseen. En Duhok, muchas familias se han refugiado en escuelas, mezquitas, iglesias y edificios a media construcción.
Un creciente número de personas ha comenzado a establecerse en un centro de tránsito que se ha instalado de forma apresurada cerca del puesto de control de Khazair, a unos 40 kilómetros de Mosul, según informó el portavoz de ACNUR Adrian Edwards, en Ginebra.
“Durante los últimos dos días, el ACNUR ha ayudado al Gobierno a montar allí tiendas de campaña y está proporcionando a los desplazados lonas de plástico, kits de higiene y otros artículos de primera necesidad. Las comunidades de acogida están ofreciendo comida caliente y otros alimentos. Y los organismos del sistema de la ONU están instalando letrinas, tanques de agua y suministrando otros artículos de primera necesidad”, comentó Edwards.
Tayba es una mujer viuda de Mosul que llegó a Khazair el miércoles con tres de sus cinco hijos, incluyendo a Asmaa de 11 años, quien tiene una discapacidad. “Hubo un gran bombardeo [en Mosul], la situación era terrible. Las balas sobrevolaban nuestro patio trasero. Mi vecino recibió un disparo en la cabeza”, contó a ACNUR. Tampoco tenían electricidad ni comida, así que decidieron huir.
“Llegamos al puesto de control a veces andando y a veces gracias a conductores que iban a Erbil”, explicó Tayba, de 48 años. No tiene dinero, ni tampoco tiene idea de adónde irá después. Por ahora ha encontrado un lugar para alojarse en un centro de tránsito establecido en el puesto de control de Khazair, entre las provincias de Nínive y Erbil.
Tayba está agradecida por la ayuda que está recibiendo, incluida también la tienda de campaña, pero dice que Asmaa requiere ayuda adicional. “Necesitamos una silla de ruedas para mi hija y un lugar donde podamos lavar y mantenernos limpios”, explicó.
El ACNUR también ha donado unas 1.000 tiendas de campaña familiares a otro nuevo campamento que está siendo construido por las autoridades y por organizaciones no gubernamentales en Garmawa, cerca de Duhok, en la región del Kurdistán.
“Los equipos comenzaron a montar las tiendas de campaña de ayer, y esperamos que el campamento pueda albergar inicialmente a unas 3.000 personas. En caso de ser necesario, ya hay planes en marcha para otros dos sitios más en Minara, al sur del puesto de control de Bedrike, y en Zummar, cerca Sehela”, dijo Edwards.
Este fin de semana, los equipos de protección del ACNUR reunirán más información sobre los lugares donde se alojan otras personas desplazadas, y sobre cómo la agencia para los refugiados puede satisfacer mejor sus necesidades. El personal de protección también se encarga de identificar a los más vulnerables entre los desplazados, como personas mayores, personas con discapacidad, niños y mujeres embarazadas, y llegar a otros grupos humanitarios para prestar apoyo inmediato de emergencia.
El portavoz del ACNUR, Edwards, también indicó que si bien el número de nuevas llegadas a la región del Kurdistán había descendido en los últimos días, la situación se mantiene precaria, debido a los continuos combates en varios frentes, por lo que podrían tener lugar nuevos desplazamientos. Otras personas desplazadas están dispersándose más allá de la región del Kurdistán: algunos se dirigen a Bagdad y otros lugares, mientras que otros han decidido permanecer en Nínive.
“Nuestros observadores en los puntos de control están informando que algunas familias de Mosul están regresando después de haber escuchado que los servicios de agua y electricidad han sido restablecidos. Otros dicen que regresan porque se han quedado sin dinero y prefieren volver a casa antes que quedarse en las mezquitas, en edificios abandonados u otros refugios colectivos”, señaló Edwards. Cuando hay movimientos de personas improvisos y masivos, las necesidades que surgen son enormes.
Gracias a la Voluntaria En Línea Laura Salguero Esteban por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.
Fuente: ACNUR
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