Cerca las fiestas navideñas he visionado la entrañable película, ¡Qué Bello es Vivir! interpretada magistralmente por James Stewart y no pude ni quise contener la emoción.
Se enmarca en la víspera de la Navidad. Es una película navideña por excelencia. Fue el primer título de Frank Capra para Liberty Films, productora que creó con Wyler y Stevens. La historia se basaba en el breve texto de una felicitación navideña de Philip Van Doren, y contó con unos inolvidables James Stewart, Lionel Barrymore, Donna Reed y Henry Travers. En el momento de su estreno no tuvo el éxito que se esperaba. Y ninguna explicación resultaba satisfactoria para el que luego ha llegado a ser el film más popular del genial Capra.
George Bailey (James Stewart) es un honrado y modesto ciudadano que dirige y mantiene a flote un pequeño banco familiar, a pesar de los intentos de un poderoso magnate por arruinarlo. El dia de Nochebuena de 1945, abrumado por la repentina desaparición de una importante suma de dinero, que supondría no solo la quiebra de su banco, sino también un gran escándalo, decide suicidarse, pero cuando está a punto de hacerlo ocurre algo extraordinario. Consiguió 5 nominaciones al Oscar: Película, director, actor, montaje, sonido y Globos de Oro: Mejor director.
Algunos medios alabaron esta encantadora película cito: “Maravilloso cuento de Navidad. (…) Excelente factura y unas interpretaciones de altura para una cinta irrepetible y llena de vida.” Clásico del cine con impronta de leyenda, ¡Qué bello es vivir! es un cuento encantador y una perfecta fábula de la bondad que, con tanta lógica como conveniencia, es programada por las televisiones de medio mundo en las fiestas navideñas. Su misión es recordarnos lo que somos alrededor de una idea no por sencilla menos genial: ver lo que serían otros si nosotros no fuéramos. Dicho de otro modo: buenos sentimientos e inolvidables interpretaciones arropan la historia de un hombre -enorme Stewart- que contempla cómo hubiera sido la vida de los suyos si él no hubiera existido, ayudado por un ángel entrañable. Una obra maestra, maravillosa, tierna e imprescindible que el resto de las películas que juegan en una liga inferior en el campo cinéfilo del espíritu navideño.
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