Ese proyecto fue acordado por el fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, quien ordenó la compra de 100.000 fusiles AK-103 e incluso visitó en 2009 al diseñador de armas ruso, Mijaíl Kaláshnikov, que murió el pasado año a los 94 años de edad.
El consorcio ruso Kaláshnikov, uno de los líderes mundiales en fabricación de armas de fuego, anunció hoy que reorientará sus exportaciones hacia América Latina, Asia y África debido a la imposición de sanciones occidentales a Rusia.
“Sin lugar a dudas, esto exige una revisión de la política exportadora del consorcio. Ahora, ya estamos desarrollando nuevas y prometedoras vías exportadoras, como América Latina, Asia y África”, aseguró Alexéi Krivoruchko, director general de Kaláshnikov, citado por las agencias locales.
De hecho, Serguéi Chémezov, director general de la corporación estatal Rostej, encargada de promover la fabricación y exportación de productos de alta tecnología de doble uso, adelantó hoy que en 2015 ya estará terminada la fábrica de Kaláshnikov en Venezuela.
Ese proyecto fue acordado por el fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, quien ordenó la compra de 100.000 fusiles AK-103 e incluso visitó en 2009 al diseñador de armas ruso,Mijaíl Kaláshnikov, que murió el pasado año a los 94 años de edad.
Por otra parte, Krivoruchko reconoció que Estados Unidos es “un mercado muy importante en el ámbito de las armas civiles” para Kaláshnikov.
“La producción de Kaláshnikov es muy popular en EEUU. Los pedidos triplicaron el volumen anual de suministros. Por ello, las medidas adoptadas por el Gobierno estadounidense contra Kaláshnikov van en contra de los intereses de los consumidores norteamericanos”, señaló.
En cambio, precisó que las sanciones impuestas por la Unión Europea al sector de la defensa en Rusia no afectarán a las exportaciones de Kaláshnikov al mercado europeo.
Al respecto, Chemézov tachó de “competencia hostil” las sanciones contra Kaláshnikov, que exporta armas a una treintena de países, entre ellos EEUU, Alemania, Italia, Reino Unido y Canadá.
“Es una pena que se haya tomado tal decisión política”, dijo Chémezoz, uno de los más estrechos aliados del presidente ruso, Vladímir Putin.
Rostej fue uno de los principales afectados del último paquete de sanciones económicas anunciadas por Estados Unidos a mediados de septiembre.
Por ello, Moscú acusa a Estados Unidos de utilizar las sanciones -impuestas por el papel de Rusia en la crisis ucraniana- para reducir la presencia de Kaláshnikov y otros consorcios de armamento ruso en el mercado internacional de armas.
Por otra parte, Chémezov adelantó la concesión de 4.600 millones de rublos (unos 900 millones de euros) para la modernización de las instalaciones de Kaláshnikov, lo que multiplicará la capacidad de producción del consorcio.
La producción de armas de fuego de Kaláshnikov aumentó un 50 por ciento en la primera mitad del año, mientras los pronósticos apuntan a que los ingresos se multiplicarán por cuatro a finales de año en comparación con 2013.
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