La maldición de Odebrechet recorre los pasillos de la política y el poder en México.
La polémica firma que ha tirado Presidentes en América Latina y ha exhibido las redes más oscuras que han derivado en muertes, suicidios y cárcel, alertó los escenarios en México, donde el nombre de Emilio Lozoya, ex director de Petróleos Mexicanos, se encuentra en el ojo del huracán, debido a presuntos señalamientos de corrupción que amenazan con desmantelar la “cofradía de peñistas” que rodearon al ex mandatario Enrique Peña Nieto.
Si bien, los señalamientos de sobornos que enfrenta Lozoya, quien se encuentra en calidad de prófugo de la justicia, apuntan a dinero recibido de la empresa mexicana Altos Hornos de México, las entrañas de corrupción reflejan el involucramiento de los hombres con mucho poder en el sexenio anterior, tales como Eduardo Videgaray, ex secretario de Hacienda y a empresarios de alto calibre como Alonso Ancira de Altos Hornos e incluso a Ricardo Salinas de Banco Azteca.
Si bien el destape de todo el escándalo de presuntas redes de corrupción estalló hace unas semanas, en los primeros meses del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, las sospechas de los movimientos, depósitos, pagos de dádivas y toda la red de corrupción para el otorgamiento de proyectos que simularon entrar en las grandes licitaciones del sexenio peñista, datan de hace unos dos años, cuando la guerra interna entre los hombres más cercanos al ex presidente mexicano se develó abiertamente al interior de su propio equipo.
Y es que en México, se sabe que durante varios sexenios Pemex y la Secretaría de Hacienda se convirtieron en los ejes medulares para financiar campañas políticas, limpiar y hacer las transacciones que por debajo del agua, representaban los grandes negocios de funcionarios que se enriquecieron al amparo del poder.
El caso Odebrecht resucitará en México y lo hará con nuevas conexiones donde muchos presuntos involucrados, resultarán salpicados con la sospecha de las redes de corrupción que coronaron al gobierno del último Presidente priista de México.
Hasta ahora, son varias las versiones que corren en torno a una supuesta investigación que realiza Estados Unidos respecto a operaciones y ligas de corrupción de Peña Nieto.
Asimismo, la desaparición del ex director de Pemex ha desencadenado la versión de que podría haber pedido adherirse al programa de testigos protegidos con la finalidad de colaborar con los gobiernos norteamericano y el de López Obrador para ventilar toda la información que tiene en su poder y que representa una bomba para todo aquél grupo de políticos que formaron el círculo más íntimo del ex Presidente mexicano.
El Caso Lozoya es en México una oportunidad capitalizable para el actual gobierno de AMLO que si bien realizó una transición tersa con su antecesor, no dejó de resaltar toda la red de corrupción con la que se encontraron no sólo en Petróleos Mexicanos, sino en más entidades gubernamentales.
El ex director de Pemex se ha convertido en un prófugo de la justicia pero también en el riesgo más visible para conocer los nombres y los negocios ilícitos que hicieron los hombres más cercanos a Peña Nieto con el riesgo de exhibirlo no como víctima, sino como cómplice de una gran red de corrupción que durante seis años ejerció un vergonzoso saqueo en México.
Los comentarios están cerrados.