Por A.R.
Según la Real Academia Española (RAE), la resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. A mi criterio, la historia del Paraguay está marcada por esta peculiar característica. Hemos atravesado dos grandes guerras que han devastado a la población, fuimos sometidos por 35 años a un régimen dictatorial que ha dejado secuelas gravísimas, principalmente una generación sumisa e indiferente. Fiel a la frase “la raza paraguaya es vencer o morir” nos hemos sobrepuesto a estos acontecimientos y el Paraguay salió a flote, para convertirse hoy en día en una de las economías más estables de la región y uno de los países emergentes con mayor potencial de crecimiento.
Actualmente, ya no somos atacados por naciones extranjeras ni gobernados por tiranos, sin embargo nos enfrentamos a un enemigo, hasta si se quiere oculto. Ese enemigo son las autoridades nacionales que con su desidia e inoperancia, están poniendo en riesgo el potencial de una nación.
El hecho de estar alejado del país, creo que reaviva nuestro patriotismo. La añoranza de la tierra que nos vio nacer, nos hace embajadores en donde nos toque estar. Debo admitir que fue grande mi sorpresa cuando en Estados Unidos, donde me encuentro realizando un postgrado, me encontré con gente que más allá de conocer que el Paraguay es un país sudamericano, no tiene la menor idea donde estamos ubicados, qué nos caracteriza, qué idioma utilizamos, entre otras informaciones. Al comienzo me intenté convencer de que era algo normal. Pero llego un punto en que me sentí indignado por la situación y es ahí cuando empecé a indagar acerca del trabajo del Ministerio de Relaciones Exteriores, organismo cuya misión es coordinar y ejecutar una política exterior orientada a la promoción y defensa de los intereses del Estado. Me encontré con algunas situaciones alarmantes al momento de proyectar una imagen que posicione al país como un socio comercial estratégico
Desde Mayo hasta Octubre del corriente año se desarrolla en Milán, Italia la Expo Milano. Durante este período de 6 meses, la feria se convierte en una vitrina en donde más de 140 países muestran las tecnologías que poseen para responder a una temática específica: ser capaces de proveer suficiente alimento al mundo de una manera sustentable. Entre los participantes, se encuentran diversos países sudamericanos como Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, Bolivia y Ecuador. Sí, como se imaginarán, Paraguay no forma parte del grupo. Es casi contradictorio que un país, cuyo motor económico es el sector agropecuario y que tiene el potencial de alimentar a 50 millones de personas no participe de un evento de esta magnitud. No quisiera creer que el motivo de nuestra ausencia sea económico, considerando que el despilfarro del dinero público se ha convertido en moneda corriente en nuestras instituciones. Además, resulta muy difícil imaginar que el costo de participación pudiese ser superior al monto de las inversiones que se podrían obtener en un evento de tamaña magnitud.
Por otro lado, el 27 de marzo de 2015 se desarrolló por tercera vez (2012,2014) el Foro Económico del Paraguay en la Universidad de Alverno College ubicada en Milwaukee, Estados Unidos. El objetivo de la actividad es promover el crecimiento socio económico del Paraguay, así como la atracción de inversiones de los Estados Unidos. Según lo menciona el Dr. Peter Tase, organizador del evento, el mismo busca fomentar la cultura, el folclore, la industria del turismo, la industria del alimento y de logística, así como el desarrollo de proyectos sostenibles agropecuarios y ganaderos con recursos internacionales y la colaboración entre empresas paraguayas y norteamericanas. Para dicho evento se presentaron también, los trabajos realizados por más de 30 alumnos de la escuela de negocios de dicha institución educativa acerca de la República del Paraguay, los cuales fueron publicados en un libro por la universidad.
Es una clara muestra de desinterés, en ninguna de las tres oportunidades, el gobierno paraguayo envió a un representante oficial que no hablaba inglés o que pudiera representar al país respondiendo preguntas del auditorio. En Agosto de este año, el Ministro Eladio Loizaga, en respuesta a una nota del Senado en la que se le cuestiona la ausencia del Gobierno paraguayo en esta actividad, menciona que “la organización del evento no contaba con antecedentes y solvencia técnica adecuados para la realización de eventos que ameriten el patrocinio oficial”. Una respuesta poco diplomática para la investidura de su cargo y por sobre todo una ofensa a la organización.
Estos son sólo algunos de los casos en los que el gobierno paraguayo ha comprometido la imagen que proyectamos internacionalmente. Necesitamos un cambio, para lo cual la participación de gente joven y con visión de futuro es vital. Los políticos tímidos e interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su país. Es fundamental un rápido saneamiento de nuestras instituciones públicas antes de que sea demasiado tarde para recuperarnos.
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