A unas semanas de cumplirse el octavo aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Rural Normal Raúl Isidro Burgos, en la localidad de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, el gobierno de México a través del subsecretario de derechos humanos en la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas lanzó una nueva versión de otra verdad histórica, pero en tiempos de la transformación, donde concluyó que fue un crimen de estado.
Horas después se da la detención de Jesús Murillo Karam autor de la llamada verdad histórica, pero en el sexenio del intocable ex presidente Enrique Peña Nieto.
Tras la detención del ex funcionario, el tema de Ayotizanapa regresa al reflector en la víspera de un aniversario más, donde los padres y familiares de los estudiantes han tenido que soportar los espectáculos políticos y shows gubernamentales de funcionarios que sólo han lucrado con el dolor de quienes por años estuvieron en la búsqueda del paradero de sus hijos y de conocer la verdad de lo ocurrido aquella sangrienta noche en Iguala.
La detención de Murillo Karam tiene que ser sólo uno de los tantos hilos conductores para develar lo que hay detrás de una investigación donde se ha culpado a policías y grupos criminales, pero curiosamente se sigue blindando y muy bien, la responsabilidad de los mandos castrenses y de otros personajes que hoy forman parte de gobiernos vinculados con la cuarta transformación.
Llama la atención que la Fiscalía General de la República que encabeza Alejandro Gertz Manero haya difundido como primeros datos tras la detención de Murillo, que en la investigación reaparece el nombre de Omar García Harfuch como uno de los partícipes en la construcción de aquella versión que señalaba la ejecución de los estudiantes a manos del grupo criminal guerreros unidos.
La versión de la fiscalía de Gertz Manero no tiene desperdicio si se toma en cuenta que García Harfuch es hoy uno de los hombres más cercanos a Claudia Sheinbaum al tener la responsabilidad de encabezar la Secretaría de Seguridad Ciudadana en la Ciudad de México.
El tema de la desaparición y hoy muerte de los estudiantes de Ayotzinapa que confirma el gobierno del Presidente AMLO se sigue utilizando desafortunadamente como un gran distractor para bajar la espuma en temas de gran polémica.
Desde hace muchos meses el actual gobierno de López Obrador contaba con los elementos para la detención de Murillo Karam, sin embargo, estiró la liga para hacer un show mediático en el que tendrá que responder para cuándo veremos a mandos militares pagando sus culpas en un crimen de estado.
¿Acaso antepondrán la cercanía de García Harfuch con Sheimbaum para frenar la impartición de justicia en caso de comprobarse su participación?
¿Hasta cuándo el gobierno de López Obrador seguirá arropando al general Salvador Cienfuegos?
¿Con la detención de Murillo Karam se dará carpetazo a un caso tan doloso como el de Ayotzinapa, donde los militares y altos mandos policiales también tienen que ser señalados?
La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa avergüenza la historia de un país como México, donde sus gobiernos siguen lucrando con el dolor las familias que perdieron a sus hijos.
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