El presidente en ejercicio de Brasil, Michel Temer obtuvo un fuerte respaldo cuando consiguió autorización del Legislativo para duplicar la previsión del déficit fiscal en el presente ejercicio.
La luz verde que obtuvo del Parlamento para quedar al final del ejercicio con un rojo de 47.600 millones de dólares es considerada vital por el gobierno para poner en marcha las reformas que planea hacer una economía afectada el crecimiento del gasto público y la recesión.
El presidente Temer celebró la construcción de una amplia mayoría en una maratónica sesión conjunta de diputados y senadores que corrigieron las previsiones del déficit fiscal al cabo de un debate de 17 horas que terminó en la madrugada del miércoles.
Los 47.600 millones de dólares de rojo autorizado suponen un récord y un peldaño más en la larga escalera de correcciones que mereció este tópico durante el año. La meta fiscal prevista presentada inicialmente por la presidenta ahora suspendida Dilma Rousseff era de un superávit primario (sin incluir los intereses de la deuda pública) de 6.800 millones de dólares. A lo largo del ejercicio el objetivo se modificó hasta los 26.800 millones de dólares.
Ahora, por impulso del ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, esa previsión quedó prácticamente duplicada, lo cual supone un respiro para el gobierno de Temer, que en caso contrario se hubiera visto obligado a ordenar un recorte del gasto público de volumen gigantesco.
Ahora las autoridades se proponen fijar un techo a los gastos del Estado, reducir algunos de los subsidios en marcha sin alterar los programas de asistencia a los sectores más pobres de la población y abrir la explotación petrolera en las reservas de aguas ultra profundas, en la zona geológica conocida como “pre sal”.
El déficit récord aprobado equivale al 2,75% del Producto Interior Bruto (PIB) antes del pago de los intereses, casi el doble de los cálculos que presentó el gobierno de Rousseff antes de la suspensión de 180 días que se le impuso a la presidenta.
La alteración de la ley de presupuestos también contempla que la economía brasileña registrará este año una recesión del 3,8%, la misma tasa de la contracción del año pasado.
Los comentarios están cerrados.