Los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y de Ucrania, Petró Poroshenko, se reunirán mañana en Minsk por primera vez en casi tres meses en presencia de la Unión Europea (UE), aunque pocos esperan un pronto cese de las hostilidades en el este ucraniano. “Hay mucho de lo que hablar. La crisis ucraniana, la terrible situación humanitaria en el este del país o la necesidad de un alto el fuego”, adelantó hoy Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.
El marco de la esperada reunión serán las consultas entre la UE y la Unión Aduanera, que integra a Rusia, Bielorrusia y Kazajistán, en las que se abordarán tanto el conflicto ucraniano como la seguridad energética, lo que más preocupa a Bruselas. No obstante, todas las miradas estarán centradas en los mandatarios ruso y ucraniano, que se han sentado en la misma mesa sólo en una ocasión, durante los festejos del 70 aniversario del desembarco de Normandía, que tuvieron lugar a principios de junio.
La reunión en la capital bielorrusa se celebrará en un ambiente de extrema desconfianza, ya que Ucrania y Occidente acusan a Rusia de suministrar armamento a los rebeldes prorrusos, mientras Moscú acusa a Kiev de masacrar a la minoría rusa.
Por el momento, se desconoce si habrá un cara a cara entre Putin y Poroshenko, que en Normandía se reunieron en presencia de la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Francois Hollande. Tanto el Kremlin como el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, no descartaron hoy tal encuentro, aunque matizaron que esperan que esté centrado en la crisis humanitaria en el este prorruso de Ucrania.
Lavrov subrayó que Moscú reconoce a Poroshenko como legítimo presidente de Ucrania, tras lo que le instó a utilizar su poder “para frenar la guerra y no para instigar el conflicto”. “Estamos dispuestos, y el presidente (Vladímir) Putin así lo ha dicho, a participar en cualquier formato que brinde resultados y que sirva para avanzar de confrontación armada, de la guerra civil en Ucrania, hacia el diálogo nacional”, señaló.
Por su parte, Poroshenko ha asegurado que “Ucrania quiere la paz”, pero no “a costa de la soberanía, integridad territorial e independencia de Ucrania”. Contraviniendo los deseos de Moscú, Kiev no parece dispuesto a suspender la ofensiva contra los bastiones rebeldes de Donetsk y Lugansk, y se propone ganar la guerra en el campo de batalla, para lo que anunció el rearme de su Ejército. Mientras, según los expertos, Putin insistirá en la capital bielorrusa en la necesidad de un alto el fuego, en el suministro de ayuda humanitaria y en la apertura de un diálogo entre Kiev y el este rusohablante de Ucrania.
Al respecto, Lavrov anunció que Moscú planea enviar un segundo convoy con ayuda humanitaria al este de Ucrania y, al contrario de lo que ocurriera con el que cruzó la frontera la pasada semana, espera contar con el beneplácito de Kiev. “Ayer hemos enviado una nota oficial al Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania en la que informamos del propósito de preparar un segundo convoy humanitario. Estamos convencidos de que hay que hacerlo en el curso de esta semana”, dijo. La entrada el viernes de 262 camiones rusos en un sector controlado por los separatistas fue considerado por Kiev como una violación del derecho internacional, mientras Putin lo justificó por las numerosas trabas impuestas por Kiev.
La canciller federal alemana, Angela Merkel, quien apoyó el sábado en Kiev la integridad territorial de Ucrania, pero descartó su ingreso en la OTAN, echó hoy un jarro de agua fría a los más optimistas al negar que la reunión de Minsk vaya a suponer un “avance” para el arreglo del conflicto. Con todo, añadió, “no habrá una solución militar para el conflicto. Por eso, las conversaciones políticas son absolutamente necesarias”.
La UE, que piensa presentar a Moscú argumentos positivos sobre la asociación entre los Veintiocho y Ucrania, estará representada en Minsk por la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton; y los comisarios de Comercio, Karel De Gucht, y Energía, Günther Oettinger. Mientras, los combates continuaron en las regiones de Donetsk y
Lugansk, en cuya capital la población carece desde hace 20 días de agua, luz y combustible, aunque los milicianos prorrusos mantuvieron sus posiciones.
Kiev denunció hoy que una columna de blindados rusos cruzó la frontera con rumbo a la ciudad costera de Mariupol, donde se habría enzarzado en combates con las fuerzas gubernamentales, aunque esto fue negado rotundamente por los insurgentes.
Fuente: Marti Noticias
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