Vivir en la calle es algo muy duro, y que no debería ocurrir, ni en España ni en ningún otro país, bajo ningún concepto. Pero la pobreza ya la están sufriendo bastantes ciudadanos, y esto no debería ser visto con pasividad e indiferencia.
Existen edificios cerrados que pueden ser utilizados para fines sociales a lo largo de toda la geografía española. Se precisa menos egoísmo, y más comprensión con la gente que no tiene recursos económicos por distintas causas. Una de las mayores barreras para luchar contra la injusticia social está en la insensibilidad, y en la falta de empatía, compasión y solidaridad.
Los indigentes están viviendo en nuestras calles, y padecen una situación horrible e inmerecida. Parte de ellos duermen en la entrada de un cajero, y no dentro del mismo, por temor a tener problemas. Y encima tienen que dormir con un ojo abierto y otro cerrado, para evitar posibles robos.
Y como dice uno de los pobres que vive en la calle: “Lo peor de vivir en la calle es la soledad, el no tener a alguien a quien contarle tus inquietudes”. Lo que desean es encontrar un trabajo estable que les permita no vivir al raso, y poder disponer de una vivienda digna.
Deberían existir más albergues, o centros de acogida con suficientes camas para todos los que las necesiten. Y parece ser que no es así, por la información que transmiten diversas organizaciones.
Las casas de caridad y centros similares están desbordadas por la cantidad de personas que solicitan, diariamente, alimentación, asistencia y ayuda.
Y, si bien es cierto, que la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 25 dice que: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios;” estas palabras parece que suenan a música celestial ya que, en realidad, se está incumpliendo este artículo, también en nuestro país, respecto a cierto considerable número de personas. Y esto debe dejar de ocurrir, de forma inmediata.
Por estas razones estoy convencido de la idoneidad de la proposición de ley de Emergencia Social que Podemos, a través de Pablo Iglesias, va a presentar el 13 de enero de 2016, día de inauguración de las Cortes. Ya es hora de que se atiendan las situaciones de necesidad con medidas eficaces. Me parece muy bien que para los hogares con ingresos por debajo del umbral de la pobreza exista una renta garantizada. Y también que se elimine el copago sanitario que es injusto, y se apoye de verdad a la dependencia.
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