Los azeríes conmemoraron el vigésimo segundo aniversario de la masacre de Jodyalí (Xocali), que tuvo lugar el 26 de febrero de 1992. Se trata del asesinato de 613 civiles a manos de tropas armenias atacantes, que por ese entonces controlaban la mayor parte de Nagorno-Karabaj.
El presidente se encargó personalmente de los eventos en memoria de la masacre de Jodyalí; él encomendó a los funcionarios de su gobierno que la ocasión fuera conmemorada por un auditorio más amplio, a fin de aumentar la conciencia sobre el hecho. El presidente también visita el monumento conmemorativo dedicado a la masacre de Jodyalí en el centro de Bakú El monumento representa a una mujer exhausta con un niño fallecido en sus brazos, reflejando así el escape de la mujer, con un infante muerto, hacia un lugar mas seguro. El mensaje que transmite el monumento, es emocional y potente para los azeríes.
Jodyalí era una ciudad relativamente grande, con 8000 habitantes en la parte central de Nagorno-Karabaj, que estaba rodeada por aldeas controladas por armenios. Hacia el principio de febrero todas las comunicaciones con la ciudad fueron cortadas y la mayor parte de la población abandonó la ciudad debido al fuego continuo desde las posiciones armenias. El resto de la población, que se quedó en la ciudad por propia elección o por necesidad, solo podía contar con los productos que quedaban del otoño pasado. Los armenios estaban determinados a tomar la ciudad por la fuerza. Si hubieran esperado un poco, los habitantes de la ciudad probablemente habrían muerto de inanición, o se habrían rendido.
Sin embargo, como resultó ser, el asalto a Jodyalí, no tenía la intención de simplemente conquistarle un territorio al enemigo, sino que apuntaba a causar daño psicológico. La limpieza étnica, una vez realizada, asustaría a la población azerí existente en otras ciudades y aldeas de Nagorno-Karabaj, con lo cual se los podría expulsar con facilidad.
Los armenios sostienen que la toma de la ciudad tenía un fin estratégico, dado que los azeríes, desde Jodyalí, seguían haciendo llover misiles Grad sobre la ciudad de Stepanakert (Jan Kendi), poblada por armenios. No obstante, lo que pasó luego de la toma de la ciudad, hace creer a uno en la primera versión de los hechos. Una ciudad asediada durante varios meses y con su población en estado de hambruna, difícilmente iba a atacar al enemigo por su propia iniciativa. Por el contrario, haría uso de su armamento pesado para defenderse a sí misma, siempre y cuando tuviera esas armas.
Más aún, la ciudad fue tomada con una extremada demostración de violencia. Muchos civiles fueron muertos luego de la toma de la ciudad, muchos cientos más fueron masacrados cuando huían para salvarse. El personal militar armenio deliberadamente masacró a los civiles azeríes y se afirma que mutiló sus cuerpos. La escena de la masacre fue filmada en el lugar de los hechos por periodistas internacionales, luego de que los armenios se fueran de allí.
La masacre ciertamente despertó preocupación en la comunidad internacional, que condenó los asesinatos, pero se quedó corta para hacerles justicia a las víctimas. El lado azerí sostiene, y la organización Human Rights Watch corrobora ese aserto, que el regimiento motorizado 366 de las fuerzas armadas soviéticas desplegado en Stepanakert, poblado por armenios, ayudó al ejército armenio en la misión y abandonó la ciudad, tan pronto esta fuera tomada. El regimiento 366 sería luego disuelto en el vecino Estado de Georgia, en el norte, en marzo de aquel año.
El gobierno armenio y las autoridades armenias en lo que ahora es un Estado no reconocido en territorios azeríes, niega los asesinatos y sostiene que el Frente Popular Azerí planeó deliberadamente la ejecución de sus propios civiles en Jodyalí con el fin de provocar la indignación pública y destituir al presidente de Azerbaiyán Ayaz Mutalibov. Mutalibov fue ciertamente desplazado del poder por su propia decisión. Unos pocos días después de la masacre, el presidente renunció por sí mismo, bajo la continua presión de la oposición y el pueblo. La oposición sostenía que el pueblo de Jodyalí había pedido al gobierno que quebrara el asedio y restableciera las comunicaciones vitales con las ciudades azeríes – una exigencia que el gobierno de Mutalibov falló en cumplir. Así y todo, no hay evidencia que pruebe la afirmación de que el Frente Popular Azerí hubiera hecho algo para dañar a su propia gente.
Desde que tuvo lugar la masacre de Jodyalí, la tragedia ha tenido un profundo efecto sobre la psiquis del pueblo azerí, que se tornó palpable en un corto período de tiempo. La mayoría de los civiles en la zona de conflicto comenzó a abandonar las ciudades y aldeas pobladas por azeríes ante el solo indicio de ofensivas armenias. Esto les aseguró a los armenios victorias rápidas y relativamente incruentas, ya que les tomaron bastantes ciudades y aldeas a los azeríes en los meses siguientes.
La masacre de Jodyalí es uno de los hechos mejor documentados en la historia contemporánea de la región. La evidencia fue grabada por un grupo de periodistas internacionales que filmaron en el lugar de los hechos en la mañana de la masacre. La mayoría de los cadáveres estaban congelados, en postura de rendición, con las manos arriba, lo cual implicaba que levantaron sus manos de cara a los militantes que los confrontaban, quienes les dispararon a quemarropa. Cuerpos de mujeres y niños fueron mutilados, a hombres mayores se les arrancó el cuero cabelludo. Aunque los asesinatos causaron indignación internacional, en los últimos 22 años nada sustancial fue hecho para procesar a los individuos culpables. Azerbaiyán ha publicado una larga lista de militantes armenios sospechados, quienes supuestamente participaron de la masacre, incluyendo al presidente de Armenia, Serzh Sargsyan y al actual ministro de Defensa Seyran Ohanian. El presidente de Armenia, Serzh Sargsyan, quien fuera uno de los líderes de los separatistas armenios por aquella época, ha sido citado diciendo: “Antes de Jojali, los azeríes pensaban que estaban bromeando con nosotros, ellos pensaron que los armenios son gente que no podría levantar sus manos contra la población civil. Nosotros fuimos capaces de romper ese (estereotipo)” (Thomas de Waal (2004) BlackGarden: Armenia and Azerbaijan through peace and war (Jardín negro: Armenia y Azerbaiyan en la paz y la Guerra). ABC-CLIO. Páginas 172-173. ISBN 0-8147-1945-7).
Jodyalí, lo mismo que Nagorno-Karabaj en su totalidad, ha estado bajo control armenio desde mayo de 1994 cuando fue firmado el cese de fuego acordado. Como resultado, más de 800 mil azeríes se han convertido en refugiados. La región ha sido reconocida de jure como parte de Azerbaiyán. Los armenios han hecho lobby para que se reconozca su estado a nivel internacional, pero sus esfuerzos han sido hasta ahora en vano.
Rusia, un fuerte partidario de Armenia, juega para ambos lados brindándole a Armenia el estatus de aliado y defendiendo sus fronteras y también comprometiendo a Azerbaiyán en un nivel más diplomático. La región continúa estando militarizada y los tiroteos a lo largo de la línea fronteriza son frecuentes. Ambos bandos buscan la resolución del conflicto a través del Grupo Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, representada por los Estados Unidos, Francia y Rusia como sus copresidentes principales. Aunque la última propuesta sustancial del grupo – los Principios de Madrid – está siendo considerada por ambos lados, ninguno de ellos ha aceptado un arreglo pacífico en su totalidad.
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