Aunque parezca un título excesivo y sensacionalista, lo considero apropiado para reflejar lo que se juega un equipo como el Real Sporting de Gijón, en el partido con el Eibar, en un Molinón que rozará el lleno. En el deporte la labor psicológica de los entrenadores con sus jugadores es esencial para sacar un mayor rendimiento de los mismos.
Y que Abelardo, el técnico del equipo gijonés, diga que «Si no ganamos perdemos entre un 60 y un 70% de posibilidades de lograr la salvación», es algo que clarifica bastante la situación. Y considerar que tienen que jugar el encuentro, como si fuera el último, es el remate o la conclusión lógica de lo anterior. El Eibar ya está salvado, lo que, a priori, beneficia al Sporting.
La historia del Sporting comenzó en 1905. Inicialmente se llamó Sporting Gijonés. El puerto de El Musel fue el lugar de entrada de los primeros en practicar el fútbol en Gijón, marineros de los buques que llegaban a la ciudad. El Molinón es un estadio emblemático y legendario, y recibe su nombre de un molino hidraúlico de gran tamaño que existió en la zona, en la que, posteriormente, se levantó el Parador Nacional Molino Viejo.
Se han disputado partidos en el Molinón desde 1908, lo que le convierte en el campo más antiguo del fútbol profesional español. Su aforo, actualmente, es de 30.000 espectadores con asiento. Y además, ha sido homologado en la categoría 3 por la UEFA.
Pero, lo realmente extraordinario, es la maravillosa afición sportinguista. Ya que es reconocida como una de las mejores de España, algo, a mi juicio, induscutible. La Mareona apoya y alienta a los jugadores siempre, en el Molinón y en los desplazamientos, con miles de seguidores de los colores rojiblancos. Y a todo esto se añade el grupo Ultra Boy que anima, de modo incansable y entusiasta, al equipo gijonés. Además, las más de 200 peñas son otro de los pilares de esta gran realidad que es el Sporting.
Con sus más de 21.000 socios el club debe aspirar a lo máximo, como mínimo a permanecer en Primera División, y Gijón también se merece tener a su equipo en la élite del fútbol. El presente y el futuro de este gran club pasa, en mi opinión, por saber fichar algunos jugadores de gran calidad, para aumentar el nivel de juego y también la capacidad de ganar partidos, ante rivales que se están reforzando continuamente. Y seguir confiando en la cantera de Mareo, que es pionera y ejemplo de buen hacer, y de la que han salido magníficos jugadores. Contando, únicamente, con los futbolistas que llegan de Mareo al primer equipo, no es suficiente para poder competir con garantías en la máxima categoría, y no bajar a segunda. Por supuesto, el Sporting y su afición pueden aspirar a más, pero el tiempo dirá. Una gestión deportiva profunda, minuciosa y realista es también muy necesaria.
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