Parece increíble que una chica de Chella en Valencia haya sido asesinada por un joven. Considero que sería prudente que se generalizase el uso de dispositivos electrónicos de aviso y geolocalización automática para las mujeres. Con la finalidad de que puedan reaccionar, de manera instantánea, ante intentos de violación o de agresiones y malos tratos.
Es cierto que se puede argumentar que estas medidas no son suficientes por muchas razones y puedo estar de acuerdo, pero con los grandes avances de la tecnología móvil creo que se podría aumentar la seguridad de las personas. Indudablemente, la violencia de género es difícil de erradicar, pero no es algo imposible del todo. Al menos se puede reducir.
Puede parecer desproporcionado y poco práctico que las menores estén controladas por los padres y la policía o la Guardia Civil a través de pulseras electrónicas o aparatos especiales que sirvan de sistema de comunicación inmediata ante intentos de agresión, pero no parecer haber muchas alternativas.
Quizás, sería algo apropiado una campaña informativa de sensibilización a las jóvenes para que aumenten sus medidas de seguridad y precaución y evitar, de esta forma, que sean agredidas y violadas con resultado de muerte. Tal vez un botón o pulsador del pánico en sus móviles sería suficiente para mandar una alerta a las fuerzas de seguridad y a la familia. Ya existen aplicaciones que avisan a varios contactos seleccionados. Puesto que la rapidez es clave para evitar agresiones sexuales y homicidios.
La autoprotección es fundamental, porque la policía no puede estar en todas partes y existe el ámbito de la intimidad personal. Podría ser positivo que se dieran charlas informativas por parte de las fuerzas de seguridad en colegios e institutos acerca de las técnicas y conductas que son más apropiadas para evitar las agresiones y salvar la vida.
Por ejemplo, entre las medidas de autoprotección en la seguridad personal están: evitar las zonas oscuras, siempre que sea posible, no dar la espalda nunca y en determinadas ocasiones, conviene ir con otra persona. Existen más, pero he citado algunas que me han parecido más generales y aplicables a mayor número de situaciones de riesgo.
Todo lo que he desarrollado puede parecer muy teórico y no niego que lo sea. Pero es conveniente que se reflexione más y mejor para buscar posibles soluciones para parar la violencia contra las mujeres. Es algo que está ocurriendo todos los días, por desgracia, y no se ve un progreso sustancial, ya que la lista de las asesinadas vilmente aumenta de modo continuo. Y con esto no quiero decir nada contra la labor de la policía, puesto que se emplea a fondo en tratar de impedir este estado de cosas. No cabe duda de que es un trabajo muy difícil lograr que no surja la violencia por numerosas razones.
Esperemos también que con la educación de las nuevas generaciones vaya despareciendo, de la forma más rápida posible, el maltrato y la agresión a las mujeres. Aunque en el caso de la adolescente Vanessa el agresor ya ha confesado y es un joven.
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