Según un estudio publicado por un equipo internacional de investigadores en reproducción, Europa es el continente con menor tasa de fecundidad. Anna Veiga (en la imagen), bióloga e investigadora del Instituto Universitario Dexeus de Barcelona afirma que en Europa las tasas más bajas se dieron en el sur y el este del continente. «Hoy, el tamaño ideal de familia percibido por la población es menor –afirma Veiga–. El retraso de la maternidad, la inestabilidad de las matrimonios, los cambios de valores y el mayor coste económico que supone mantener una familia, pueden ser algunos de los factores del descenso del número de hijos por matrimonio, que en Italia, Grecia y España es inferior a 1,5.»
El elevado flujo de inmigración unido al aumento de la esperanza de vida, nos lleva hacia una sociedad en la que la gente mayor de 65 años se calcula en un 30% para el año 2050 frente al 17% del momento actual. El número de europeos mayores de 80 años se triplicará en el citado año 2050. Reconducir esta tendencia demográfica será vital para sostener un estado del bienestar de un futuro, cada vez más incierto.
Se ha despertado la urgencia de alzar la tasa de nacimientos. Por otra parte, la ministra germana de Familia, Mujer, Juventud y Mayores aseveró que: “Unas políticas familiares activas desempeñan un papel fundamental en el contexto de un verdadero desarrollo demográfico… Los estudios internacionales muestran que las medidas en favor de una eficaz política familiar, pueden crear un marco de trabajo para los jóvenes que desean tener una familia numerosa y que los ingresos económicos les permita realizar ese deseo”.
Por otra parte, el Parlamento Europeo publicó una comunicación en la que se solicitaba a los Estados miembros promover políticas orientadas al crecimiento de la tasa de natalidad. Se trata de proporcionar a los jóvenes europeos ayudas para que puedan engendrar los hijos que desearan tener, conciliando su vida familiar y laboral.
Según el informe anual sobre la situación de la familia del IPF, en la Unión Europea, afirma que el crecimiento de la población europea se debe a la inmigración, que se ha convertido en la base del aumento poblacional en la mayoría de los países que conforman la Unión Europea.
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