Escondido en algún lugar de las montañas mexicanas, quizá en alguno de sus dominios del Caribe o tal vez en los mismísimos Estados Unidos, anda el verdadero, el líder, quien realmente ha movido los hilos del narcotráfico en México, y quien sigue invicto, sin poner un pie en la cárcel en los últimos 50 años: Ismael Zambada García, alias El Mayo.
Un libro ha desatado los demonios en México, se trata de una investigación documental tan detallada y con tal sustento que ha provocado polémica y temor entre las altas esferas políticas y empresariales, debido a los nombres, las fechas y las circunstancias que de manera magistral expone la periodista Anabel Hernández en su más reciente libro: “El traidor, el diario secreto del hijo del Mayo” editado por Grijalbo.
Anabel comparte la información que antes de morir le hizo llegar Fernando Gaxiola, abogado de Vicente Zambada Niebla “Vicentillo”, hijo del Mayo y quien durante años libró un proceso judicial en las cortes norteamericanas por operar al lado de su padre en el Cártel de Sinaloa.
En este libro, Vicentillo comparte su diario personal entregado a la periodista mexicana a través de su abogado.
Lo revelado en él, destapa las verdades hasta hoy contadas. El Cártel de Sinaloa nunca estuvo liderado sólo por El Chapo Guzmán; el Mayo Zambada sigue siendo el gran pilar de esa organización criminal que durante años ha librado una guerra, primero contra los hermanos Arellano Félix y después contra Amado Carrillo Fuentes “El señor de los cielos” y la familia Beltrán Leyva.
Hay citas invaluables en el libro que permiten entender la simulación de gobiernos frente a un crimen organizado que ha ido creciendo y fortaleciéndose a nivel mundial de la mano de Presidentes, ejército, policías, autoridades norteamericanas y todo lo que pueda ser susceptible de corromperse.
El Cártel de Sinaloa ya no es un cártel como tal, es un gran emporio cuyas sedes en igualdad de importancia son Culiacán Sinaloa y Los Ángeles California. Es decir, los capos mexicanos metidos hasta la cocina norteamericana, desde donde establecen toda la logística de operación.
Y si bien hoy el Chapo Guzmán enfrenta cadena perpetua en una cárcel norteamericana, el Cártel sigue intacto y fortalecido con El Mayo como “El jefe de jefes” quien sigue acumulando poder.
A través del lavado de dinero, esta organización criminal tiene tentáculos hasta en el más recóndito mercado mundial donde exportan y proveen sus “productos”.
En México sus inversiones se han diversificado tanto, que hay marcas productoras de leche, huevo, inmobiliarias, constructoras y un sin fin de negocios, llevan el sello del Cártel más poderoso en México.
A través de su puño y letra, el hijo mayor del Capo de la droga mexicana (El Vicentillo) da cuenta de los nexos de su padre y de la organización criminal con generales del ejército, gobernadores, pagos de sobornos a ex funcionarios como Genaro García Luna, quien actualmente es indiciado en los Estados Unidos por recibir dinero del narco.
Quien por derecho habría sido heredero del emporio de narcotráfico mundial muestra su lado vulnerable y la lucha entre develar los secretos de su padre o vivir condenado junto con su esposa e hijos a cargar con la lápida de seguir ligados a los negocios familiares.
El hijo del Mayo Zambada narra su visita (1998) a Los Pinos, la casa presidencial, donde se entrevista con quien era el jefe del Estado Mayor Presidencial para pedirle protección para su familia debido a la persecución que en su contra realizaban Carrillo Fuentes y los Beltrán Leyva.
Revela los acuerdos con el gobierno del ex presidente Vicente Fox, quien habría liberado al Chapo Guzmán a cambio de jugosas gratificaciones.
Cuenta sobre la llamada “Guerra de Calderón” acordada con el Presidente y sus generales policiacos para ir contra Amado Carrillo y Los Beltrán a cambio de impunidad para el Cártel de Sinaloa, con quien tenían permanente comunicación y acuerdos a través de una red de corrupción articulada en todo el territorio nacional para corromper ejércitos y mandos policiacos a todos los niveles, a cambio de dejar pasar toda la mercancía.
Vicentillo cuenta cómo ocupaban buques de Petróleos Mexicanos para el traslado de la droga y de la colusión de funcionarios de la paraestatal quienes llegaron a participar en las operaciones de trasiego de droga.
Narra cómo el Cártel de Sinaloa financió campañas presidenciales mexicanas como las de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
“Trabajamos para el Gobierno”, “El 99 % de la PGR es corrupta” frases acuñadas por El Mayo y dichas a su primogénito como lecciones de vida.
La cofradía de narcos y familias, todos emparentados y con lazos de amistad hasta que la muerte los separa, es decir cuando se empezaron a matar unos a otros: Amado Carrillo Fuentes y Los Beltrán Leyva contra El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada.
Los pactos del narcotráfico mexicano con la DEA quien los utiliza para operativos y extradiciones a cambio de convertirlos en testigos protegidos.
La investigación de Anabel Hernández es sin duda un referente que obliga no sólo al actual gobierno mexicano encabezado por Andrés Manuel López Obrador a definir posiciones de acción y dejar de señalar como cabeza del narco al Chapo Guzmán, cuando el verdadero líder sigue operando de manera impune y mantiene los nexos, las ligas, los contactos y complicidades con altos mandos del ejército, las policías y las cúpulas políticas del país.
En tanto, el ex Secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón, Genaro García Luna se declaró inocente en la corte norteamericana de los cargos que le imputan. Sin embargo, la ruta de los sobornos apenas empieza a develarse lo que significaría una reacción en cadena contra peces gordos de la política mexicana.
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