En los nuevos tiempos donde la virtualidad y el Metaverso abren la puerta a nuevas formas de entender la cotidianidad, nos encontramos con esos gobiernos que sin ser lo que parecen, están ejerciendo el mandato desde un desechable click.
El ejemplo lo situamos en el gobierno de Nuevo León emanado de Movimiento Ciudadano que abanderó el triunfo no sólo de Samuel García, sino también el de su pareja, la influencer Mariana Rodríguez.
El fenómeno que se está suscitando en la zona regionamontana es digna de análisis, sobre todo cuando vemos a esta pareja de jóvenes que llegaron al poder como resultado de todo un marketing que poco a poco fueron dimensionando y sacándole rentabilidad a través de sus redes sociales.
El respaldo económico a Samuel García así como los pactos y alianzas, por supuesto que detonaron el triunfo de un joven gobernador de 33 años, que hoy ejerce el poder desde la nueva óptica que dan las redes sociales donde se puede todo: Aparentar, figurar, conmover, participar, actuar, motivar y engañar.
El gobierno de Nuevo León esta vez no se centra únicamente en la figura del gobernador, sino abre la exposición mediática y decisiones de mandato a la primera dama de 26 años.
Estos jóvenes gobernantes entienden las acciones gubernamentales desde la medición de likes y robustas plataformas de seguidores donde no todo es real, también se conjuga con las plataformas de bots al servicio del porrismo y el posicionamiento de figuras y gobiernos.
Las poses, la ropa, el look, las “conmovedoras lágrimas” son parte del humo que se genera en la virtualidad de esta nueva tendencia donde un click puede representar la aprobación para un gobierno de la virtualidad.
Anunciar con bombo y platillo en redes sociales que serían recibidos en el Vaticano por el Papa Francisco catapultó la empatía regiomontana de parte de una sociedad acostumbrada a lidiar con mucha apariencia.
Sin embargo, la percepción de esta noticia terminó en una dramática “fake news” gubernamental, cuando se constató con las fuentes del Vaticano, que no hubo tal audiencia y que la pareja acudió sí, pero a la audiencia pública como cientos de personas.
Gobernar con un click tiene sus riesgos y la pareja García-Rodríguez tendrá que ir aprendiendo que la política no sólo se construye con percepción, sino también con la dureza que puede implicar confrontarlos con el ejercicio de gobernar en la realidad, lidiando no sólo con “haters”, sino con verdaderos opositores políticos que ven en la pareja sólo una nueva forma de gobierno basados en la virtualidad de los nuevos tiempos de la Comunicación Política.
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