Según las Obras Misionales Pontificias, las cifras son espeluznantes; 14 millones huérfanos a causa del sida; la mitad de los 600 millones de pobres del mundo; 130 millones no acuden a la escuela; 180 millones padecen desnutrición; 250 millones sufren explotación laboral, y un millón de menores caen en las redes del comercio sexual.
Unos 120 millones de chiquillos realizan faenas arriesgadas y más de ocho millones lo ejecutan como reclusos. Es un atropello frente a los derechos humanos, según Save The Children. El problema no es el trabajo infantil, sino el exceso de pobreza. Alejandro Sanz se ha solidarizado con el actor, Imanol Arias; el premio Nobel de la Paz 2006, Mohammad Yunus y el premio Nobel de Economía 2001, Joseph E. Stigliz. Manifestando su repudio a la explotación de los pequeños en Hispanoamérica.
El muchacho de 18 años, Kenneth Opwonya, que se evadió del Ejército de Resistencia (LRA), en el septentrión de Uganda. Diserta de cómo fue forzado a asesinar y ejecutar crueldades contra su voluntad. “Cuando los rebeldes te decían que tenías que matar a alguien, si te oponías, te mataban ellos”.
La niña soldado, China Keitetsi, se esfuerza desde Dinamarca para combatir este estigma. Opina que el mundo “ha traicionado a muchos africanos”.
Keitetsi asevera que “hablar sobre mí se ha convertido en un arma para ayudar a otros niños soldado. El dolor es parte de ti para siempre. Aprendes a vivir con ello, aceptas lo que ha pasado y ya no lloras todos los días”.
“Te rapan el pelo, te convierten en un pequeño soldado que debe andar y hablar como un chico. Debes ser dura demostrar que eres tan fuerte como los demás. Al mismo tiempo eres un objeto sexual”, añade Titetsi.
“Todo era aterrador, resistía con trece años y tenía que dar a luz sola en la jungla, tras haber yacido ajada por la violación”.
Según la ONU, más de dos millones de niños han muerto en situación de conflicto armado y seis millones sufren amputaciones.
“Cuando hacéis con la violencia derramar las primeras lágrimas a un niño, ya habéis puesto en su espíritu la ira, la tristeza, la envidia, la venganza, la hipocresía”, escribió Azorín.
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