Dos mil millones sufren desnutrición. Se han difundido campañas publicitarias entre los diferentes medios de comunicación. La diseñada por Médicos sin Fronteras, lleva el lema; “Sudán; 1,2 millones de desplazados por la violencia. Ahora tienen que escapar del hambre y las epidemias”. Tienen que subsistir de la rapiña y la rudeza para terminar agonizando de hambre o por el cólera.
Los índices de estrago vapulean a todos los niveles. Los comestibles que llegan son escasos. La falta de agua bebible y la ausencia de higiene potencian las enfermedades. “Rebélate contra la pobreza” es el eslogan de la campaña de publicidad lanzada por Alianza Contra la Pobreza que tiene como objetivo sensibilizar a los gobiernos de que se debe terminar con la indigencia en el mundo. La intención de la campaña consiste en dar a conocer la convocatoria de una gran manifestación a nivel mundial.
Por otra parte, la FAO informa que un tercio de la población global, mas de 2.000 millones de seres humanos, soportan privaciones nutricionales rigurosas que alteran su desarrollo corporal y cerebral. De este grupo de habitantes se deduce que cada año fallecen cinco millones de personas. También pronostica que cerca de 20 millones de bebés tienen falta de peso y corren el riesgo de exhalar su último suspiro o de sobrellevar discapacidades severas.
Para Manos Unidas, la carencia de alimentos e indigencia están íntimamente conectadas, puesto que no se trata sólo de la falta de viandas o de bienes tangibles, sino de la privación de ayuda sanitaria, de escolarización, de empleo o de una vivienda digna.
La falta de solidaridad en el mundo nos lleva a que únicamente Dinamarca, Luxemburgo, Holanda, Noruega y Suecia hayan cumplido el objetivo señalado por Naciones Unidas de lograr el 0,7% del PIB para la Ayuda Social al Desarrollo. La comunidad internacional afirma que: “La violencia contra la vida de millones de seres humanos, especialmente niños, forzados a la miseria y al hambre, es debido a una inicua distribución de las riquezas entre los pueblos”.
Por último, Agustín de Hipona asevera que; “Lo que sobra a los ricos es patrimonio de los pobres”.
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