El galimatías político en el que está envuelta España es tremendo. Porque se entremezclan muchos planteamientos, y unas incertidumbres que, no son lo más adecuado, para la búsqueda de una mínima estabilidad institucional. La renuncia de Mas y el acceso a la presidencia de la Generalitat de Carles Puigdemont parece, según todos los indicios, que va a avivar, fuertemente, el impulso independentista.
Hasta el punto de que, una vez que forme gobierno el nuevo presidente catalán, se pondrá en funcionamiento una nueva estructura estatal catalana.Y se redactará una constitución catalana. Además, se desobedecerá al Tribunal Constitucional. De este modo, la hoja de ruta puede desembocar en las primeras elecciones constituyentes de la república catalana. Si bien, debe pensarse en la fuerza legal y ejecutiva del gobierno de la nación que tiene instrumentos para impedirlo.
Por si todo esto fuera poco, Mas podría apoyar al PSOE para que no gobierne el PP. Algo que, muy probablemente, será innecesario, por motivos que están claros para todos. Iceta ha criticado negativamente este largo proceso de negociación entre los partidos independentistas catalanes, y lo denomina, acertadamente, subasta. Y lo es, la verdad. Por otra parte, todo se ha decidido en un acuerdo de última hora.
Además, ahora Rajoy utiliza el pacto catalán para pedir el apoyo del PSOE. Buscando cualquier resquicio para poder seguir en la presidencia del gobierno. Y sabiendo, lo que ya ha sido dicho hasta la saciedad por Pedro Sánchez, de un modo inequívoco. Si a esto se añade la supuesta carta que ha sido mencionada en los medios de comunicación, y que, al parecer, expresa la intención de varios políticos de su partido, con el fin de que recapacite, y no se presente como candidato, si se repiten las elecciones, la situación es compleja.
Y mañana comienza la vista oral del caso Nóos que tendrá una gran repercusión mediática y social. Y en la que pueden existir también, quizás, responsabilidades políticas de algunos dirigentes de algún partido.
Pero considero que lo más preocupante es la situación en Cataluña, si se piensa en los próximos meses. También parece que lo mejor sería que se pudiera constituir un pacto de investidura entre Podemos, PSOE y otros partidos para que nuestra nación tenga un gobierno ya.
Porque ir a nuevas elecciones puede frustrar los deseos de cambio político de más de diez millones de españoles. Y, según dicen los politólogos, si se celebraran nuevas elecciones subiría el número de votos para Podemos y PP. Lo que daría lugar a un mapa político que todavía podría ser parecido al actual.
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