Amnistía Internacional lanza una nueva una campaña bajo el eslogan; “Niño soldado” “Lo pondrán en primera línea. Y si muere, irán a una escuela a buscar otro. Y después a otro…” “Secuestran a los chiquillos con intención de convertirlos en auténticas máquinas de matar”, afirma Jean-Charles, que realiza su labor solidaria en Guru, al norte de Uganda. Desde hace muchos años, el grupo terrorista del LRA lleva a cabo estos secuestros y sus madres acaban siendo esclavas sexuales de un auténtico ejército infantil.
“El tráfico sexual es un destino marcado por la miseria para muchas niñas del Sudeste Asiático”; bajo este lema, Anesvad viene lanzando, periódicamente, una campaña para recuperar a estas chiquillas y formarlas para que accedan a un trabajo digno. Según las Obras Misionales Pontificias, las cifras de la explotación infantil son espeluznantes; hay 14 millones de huérfanos a causa del sida. De la mitad de los 600 millones de pobres del mundo, 130 millones no acuden a la escuela, 180 millones padecen desnutrición, 250 millones sufren explotación laboral y un millón de menores caen en las redes del comercio sexual.
La semblanza de la infancia, es la imagen de nuestra condición moral como adultos. Una civilización luchando contra la infancia, es un mundo que ha perdido la esperanza. La infancia en la indigencia, vejada, golpeada, inmolada es un crimen contra la humanidad que pronto será juzgada por sus propios descendientes También se estima en 400 millones los chiquillos esclavos, bajo el despotismo de la explotación. Entre ellos se cuentan: los críos encadenados a trabajos forzados: en la agricultura, en yacimientos, en minas, en industrias y como esclavos de terratenientes. Son ya medio millón de niños soldado. Cerca de dos millones de chiquillos son trajinados como objetos sexuales.
Por último, uno de cada siete chiquillos nacidos en los países más indigentes está sentenciado a morir antes de cumplir los cinco años. Al año agonizan más de 250.000 chavales. “La mayor parte de los niños mueren por carencia de alimentos y nutrientes esenciales, lo que les debilita, reduce su peso y acentúa su vulnerabilidad”, asevera el estudio, y añade que “estos niños están expuestos a un riesgo muy alto de enfermedades infecciosas.” Esta angustiosa carga de congoja y defunción sucede en todos los países de Hispanoamérica y el Caribe.
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