Parece que la situación política se ha desbloqueado, pero a día de hoy Rajoy no dispone de los suficientes apoyos para ser investido presidente en la segunda votación del día 2 de septiembre. Especialmente, por la rotunda negativa de Pedro Sánchez a la investidura del presidente del Gobierno en funciones.
Desde una perspectiva objetiva es cierto que el pacto entre el PP y Ciudadanos facilita las cosas, de cara a una posible investidura, pero no garantiza numéricamente que se produzca.
Y, al mismo tiempo, Pablo Iglesias habla de un posible gobierno progresista de izquierdas. Desde el partido Popular parece que no contemplan como una posibilidad que sea factible la formación de un ejecutivo progresista alternativo al del PP, si fracasa Rajoy.
La actitud de Sánchez parece astuta estando a la espera de los acontecimientos. Ir a terceras elecciones el día 25 de diciembre es, supuestamente, una catástrofe para el país. En realidad, creo que el equipo de Pedro Sánchez está pensando que Rajoy no va a lograr la investidura y, si esto sucede, el partido socialista se postularía como partido que va a intentar liderar una especie de coalición progresista para que el secretario general socialista llegue a ser investido presidente, aunque parezca política ficción.
La lucha partidista no parece que favorezca el desbloqueo de la situación política. Hace algo más de un mes Fernández Vara dijo que, si suma 170 escaños, alguien más tendría que ceder porque a ver “quién es el guapo que dice no”. En relación con esto, según Sánchez, el planteamiento ético en relación con la corrupción, y otras cuestiones políticas y también la credibilidad del partido socialista exigen el no.
Por otra parte, después de estar diciendo no continuamente, si Pedro Sánchez, cambia el no por la abstención una parte de los votantes del partido socialista no lo entendería, y probablemente tendría repercusiones negativas en las terceras elecciones generales. Y la mayoría alternativa propuesta por Pablo Iglesias matemáticamente, podría llegar a tener 173 votos en el Congreso, aunque sería muy difícil de conseguir en la realidad, por las dificultades de la negociación y la diversidad de formaciones políticas, un ejecutivo progresista.
Parece que el que manda en el partido socialista es Pedro Sánchez y si se mantiene en el no, las elecciones el día de Navidad se producirán. Puede parecer un desastre político absoluto.
Considero que haría falta que se aclarasen más las cosas. Y que se supiera, de una manera más abierta y clara, si realmente existe una sincera intención de llegar a una coalición progresista entre el PSOE, Unidos Podemos y otras fuerzas políticas. Sobre todo para clarificar mucho más el panorama político de cara a la investidura de otro posible candidato, que podría ser Pedro Sánchez.
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