El Papa Francisco en su Carta Apostólica ´misericordia y paz´ nos dice que “todavía hay poblaciones enteras que sufren hoy el hambre y la sed, y despiertan una gran preocupación las imágenes de niños que no tienen nada para comer. Grandes grupos de personas siguen emigrando de un país a otro en busca de alimento, trabajo, casa y paz. La enfermedad es una causa permanente de sufrimiento que reclama, ayuda y consuelo. Las cárceles son lugares en los que las condiciones de vida inhumana causan sufrimientos, en ocasiones graves, que se añaden a las penas restrictivas. El analfabetismo está todavía muy extendido, impidiendo que niños y niñas se formen, exponiéndolos a nuevas formas de esclavitud. Es imprescindible el reconocimiento de la dignidad inviolable de la vida humana”

Hoy en día, alrededor de 795 millones de personas en todo el mundo no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable, casi una de cada nueve personas. 

La gran mayoría de personas que padecen hambre en el mundo viven en países indigentes, donde el 12.9% de la población presenta desnutrición.    

Asia es el continente con la  mayor cantidad de personas del mundo que padecen hambre; dos tercios del total. El porcentaje en el sur de Asia se ha reducido en los últimos años, pero en Asia occidental ha aumentado.    

África subsahariana es la región con mayor porcentaje de la población que sufre la  hambruna. Una persona de cada cuatro presenta desnutrición.

La deficiente alimentación es la causa de casi la mitad (45%) de las muertes en niños menores de cinco años: 3,1 millones de niños cada año.

Uno de cada cuatro de niños en el mundo padece retraso en el crecimiento. En los países en desarrollo la proporción puede elevarse a uno de cada tres niños.

66 millones de niños en edad escolar asisten a clase con hambre en los países en vía de desarrollo. Sólo en África hay 23 millones de niños hambrientos.

Se estima que se necesitan unos 3,200 millones de dólares, cada año, para llegar a los 66 millones de niños con hambre en edad escolar.

El ataque a la infancia es una cruel realidad que debe ser erradicada.